“Recuerdo ese día haber salido de mi casa por una ventana, porque me avisaron que habían Bombardeado La Moneda. Tomé mis cosas y me vine a la universidad. Lo qué más conversábamos era que ‘no había pasado nada’, ‘que era igual que en el tanquetazo’, y nos quedamos con esa idea hasta como las 1 de la tarde, fue ahí cuando las cosas se complicaron y tuvimos conciencia de que la cosa era grave.
(Los militares) Nos llamaban para preguntarnos qué pasaba, qué hacíamos, si teníamos armas, y eso era todo un cuento, porque no teníamos nada, pero si había que defender al gobierno, había que defenderlo, pero ¿cómo lo hacíamos?
En la noche, cuando las balas comienzan a sonar, y nos comienzan a disparar desde la Villa Portales, la cosa cambió de color. Nos dimos cuenta que la cosa no era tan simple y ya nos confirman todo cuando bombardean la casa central. Nos dimos cuenta que era grave.
Yo estaba bajo el gimnasio de la escuela de arte, junto a doce personas. El momento en que se asalta la universidad fue horrible, nos golpearon. Hubo tortura, muerte y prisión. Algo que nadie pensó vivir”.
Erica Osorio Araya, exestudiante de Construcción Civil.