En sicología se habla de este concepto que, obviamente, no es literal. Bajar al padre del pedestal, sacar esa imagen inmaculada y a ratos heroica de quien todo lo puede hacer, para cerciorarnos que son de carne y hueso, que cometen tantos errores como nosotros. Un ejercicio sano, saludable, que nos permite proseguir por nuestro propio camino.
Matar al padre no significa despreciar al padre. Su herencia, legado, su estela, está presente como un mapa que nos permite guiarnos hacia la ruta adecuada. Es necesario que evaluemos a Eduardo Berizzo bajo sus propios parámetros y formas. Es necesario dejar de comparar todo y a todos con Marcelo Bielsa.
Este lunes contra Corea del Sur arranca en proceso del Toto al frente de la Roja. Será una experiencia difícil de asimilar. Por lo mismo no da para sacar conclusiones tajantes. Una nómina de futbolistas que no fue elaborada por él, pero que cuando pudo intervenir sumó varios protagonistas. Futbolistas que se cayeron por lesión, otros consagrados que no fueron considerados, es el inicio de una etapa, pero no con los intérpretes del recambio. Por lo mismo, es probable que en cancha veamos algunas señales de lo que quiere Berizzo: sistemas de juego, esquemas, lugar de la cancha donde establecer la presión, duelos individuales. Pero no veremos a cabalidad la idea del nuevo entrenador. Esto que parece obvio, no es tan obvio. La paciencia en el fútbol parece un atributo añejo.
Pero hay que sacarse la imagen de que Berizzo será un símil de Bielsa, por varios motivos. El principal es porque Bielsa hay uno solo y respondió a un momento determinado. Marcelo Bielsa fue clave en un instante especial del fútbol chileno y fue esencial para la carrera de muchos de sus dirigidos. El rosarino contaba con una generación de intérpretes de extraordinarias condiciones y su paso fue sustantivo para que explotaran ese potencial y llegaran a alturas inéditas. Porque cuando empezó a dirigir en la Roja, la mayoría estaba aún jugando en Chile o recién transferidos al exterior. Bielsa convirtió a muy buenos jugadores en mejores jugadores, más preparados para la alta competencia mundial.
Berizzo es otra cosa. Tiene otros jugadores. Juega de una manera diferente. Tiene otra personalidad. El hecho de haber sido dirigido por Bielsa, de haber sido su escudero en su paso por Chile, le otorga un aprendizaje inmenso. A su lado el Toto hizo un magister que pocos entrenadores pueden asegurar.
Hay elementos de Bielsa en su trabajo. La importancia de la metodología. La intensidad de los entrenamientos. La reiteración de fórmulas hasta alcanzar una mecanización que entregue respuestas a sus dirigidos. La ética del trabajo. Pero escribe su propio guion, con argumentos que provienen del mismo tronco, pero con detalles que lo hacen propio. Bielsa no es replicable, los jugadores no son replicables. Asumir esa condición antes del primer partido serviría para adaptar las expectativas y quizás controlar la nostalgia de un tiempo que difícilmente vuelva alguna vez.