En el caso Melipilla no hay inocentes.
No es inocente el cuadro metropolitano. Cuando doce clubes te denuncian por irregularidades, cuando la coartada es una leguleyada (el error es reconocido, pero en años anteriores y no en el año calendario), cuando el mismo dueño del club es dueño de otro club que ya fue sancionado, al menos hay un actuar desprolijo, reiterado, incongruente con las normas. No se puede alzar la bandera de la justicia deportiva sin cumplir los reglamentos.
No es inocente la Universidad de Chile, el club que presentó la denuncia por dobles contratos contra Melipilla el sábado 4 de diciembre a las 20.27, menos de 24 horas antes que los azules jugarán la última fecha del torneo ante Unión La Calera, duelo donde estuvieron a cuatro minutos de caer al descenso. El oportunismo de la denuncia denota que mucha fe en el equipo no había.
No son inocentes los doce clubes que se sumaron a la denuncia. No porque no pudieran hacerlo (están en su justo derecho), sino porque detrás del alegato está el tema de fondo: la correlación de fuerzas que ya instala la próxima elección por la presidencia de la ANFP. El grupo, liderado por Huachipato, club que ha formado una llamativa alianza con la Universidad de Chile, tiene en su propietario Victoriano Cerca al articulador principal de varias batallas. Fue quien organizó el golpe de estado contra Sebastián Moreno, el líder del grupo que encabezó Lorenzo Antillo en los anteriores comicios de Quilín y quien promete levantar un nuevo candidato para vencer a la directiva de Pablo Milad. No son sólo equipos que se suman a una denuncia. Son votos.
No es inocente la ANFP. La entidad se sumó a la denuncia contra Melipilla a mitad de esta semana, en un proceso que se extiende por demasiado tiempo. Hay clubes que esperan jugar la promoción, Curicó y Copiapó, quienes no saben cómo ni dónde jugar, con qué jugadores, ni menos si deben armar un plantel para Primera División o Primera B. Lo mismo pasa con Melipilla, incluso con Huachipato. Demasiados cabos sueltos, demasiadas dudas para un torneo que debería estar cerrado hace rato.
No es verosímil que graves faltas administrativas se descubran sólo por la protesta de un club que estaba peleando el descenso y que lanza una acusación, que puede ser plausible, a menos de 24 horas del cierre de un campeonato.
¿Nadie se percató antes?
¿Nadie fiscaliza?
Melipilla contragolpeó acusando a la U de cometer las mismas irregularidades y pidiendo que se anule la investigación porque uno de los miembros del Tribunal de Disciplina es hincha de la U.
El torneo 2022 no ha terminado. Y tiene para rato.