Los números son contundentes: con diez partidos diputados en las Clasificatorias para el mundial de 2026, que se disputará en México, Estados Unidos y Canadá, la selección nacional de fútbol marcha el último puesto, con una cosecha de solo 5 puntos.
Es más. Cuando aún faltan 8 partidos (contra Perú (V), Venezuela (L), Paraguay (V), Ecuador (L), Argentina (L), Bolivia (V), Brasil (V) y Uruguay (L)) las posibilidades de aspirar a uno de los seis cupos directos destinados a Sudamérica, o de llegar al repechaje, se ven lejanas, ya que como muchas veces ha pasado en el fútbol nacional, se depende de una combinación de resultados externos.
¿Por qué estamos en este punto? ¿se debe a la falta de recambio para los jugadores de la “generación dorada”? ¿hay una mala gestión de la dirigencia de la ANFP o del cuerpo técnico de Ricardo Gareca?
Teorías y preguntas hay muchas. Pero, en este tema también surge otra arista: el saber cómo afecta y cómo se motiva al grupo de futbolistas que se ha llevado el peso de una campaña mediocre.
MEJORAR LA MORAL
“Levantar la moral de un equipo de élite requiere un enfoque multifacético. En primer lugar, es fundamental trabajar en la construcción de una mentalidad colectiva positiva, generar una identidad de juego y un objetivo grupal”, sostiene Rodrigo Soto, académico del Departamento de Gestión y Políticas Públicas del Deporte de la Universidad de Santiago (Usach).
Para el profesional, “esto implica enfatizar los logros pasados, reconociendo los éxitos históricos que los jugadores han alcanzado y proyectando un sentido de propósito común para el futuro. Se deben promover espacios donde los futbolistas puedan expresarse abiertamente, y en este contexto, el entrenador Ricardo Gareca y su cuerpo técnico juegan un rol clave como facilitadores de la cohesión grupal. Este punto es el más importante hoy (no el único): la dimensión grupal”.
En ese sentido, no hay dudas que situaciones como la bullada salida de Carlos Palacios en la previa de la derrota ante Colombia no contribuye a esa política de favorecer el ambiente interno del camarín. Ese hecho generó respuestas, tanto al interior del camarín (una prueba son los posteos en Instagram de Eduardo Vargas) y por fuera (ejemplificadas en las respuestas que exseleccionados como Claudio Bravo y Gary Medel hicieron en sus redes sociales).
Para Alonso Peña, jefe de la carrera de Pedagogía en Educación Física de la Usach, la crisis que se vive en la Roja es sistémica: “no es aislado a los jugadores. Ellos forman solo una de las partes y no se está comprendiendo que el todo no está funcionando”.
Frente al panorama actual, Peña subraya las diferencias con el proceso mundialista para el Mundial de Sudáfrica 2010 y que estuvo en manos de Marcelo Bielsa. “Teníamos dirigentes con otras capacidades y jugadores, potencialmente, de alto rendimiento. Sin embargo, hoy no se ve eso. Lamentablemente a Gareca no se le han dado los resultados y si se tiene que ir o quedar, resulta indistinto”.
Agregó que “podría no estar y probablemente el rendimiento de los jugadores sería el mismo. Lo que se tiene que mejorar es el sistema del fútbol chileno, el que hoy está coaptado por diferentes agentes, y sobre todo, por representantes que, además, son los dueños de muchos clubes que terminan nominado a la Roja”, sostiene.
¿Y QUÉ PASA SI ES QUE SE VA EL “TIGRE”?
Durante la presentación de Ricardo Gareca como seleccionador nacional (en enero de este año), el argentino señaló estar convencido de que “Chile pude ambicionar estar nuevamente en un mundial y pelear futbolísticamente” aseverando, también, que nuestro país contaba con “jugadores muy importantes”.
Meses después el panorama es distinto. Por continuas lesiones, bajos niveles en varios futbolistas, una Copa América 2024 en la que Chile no marcó goles (con una eliminación en fase de grupos) y determinaciones controversiales (como lo ocurrido con Ben Brereton Díaz tras ser excluido a los pocos minutos del encuentro en que Chile perdió por 1 a 2 contra Bolivia), el crédito del extécnico de Perú es corto.
Pese a que todavía no hay claridad en la continuidad del “Tigre”, el académico Rodrigo Soto indica que “si manifiesta su deseo de irse, eso puede afectar emocionalmente al equipo, generando incertidumbre y desconfianza”. Y luego complementa: “el nuevo entrenador debe aplicar una transición lo más estable posible para que los seleccionados no sientan una pérdida de dirección o propósito”.
RECAMBIO
Desde hace varios años (entre los que se incluye el periodo más exitoso de la “generación dorada” con las obtenciones de la Copa América de 2015 y la Copa América Centenario de 2016) que se viene hablando del recambio de los jugadores para la selección.
Y por la actualidad que hoy tiene “el equipo de todos”, esta situación cobra más relevancia. Ante eso, el académico Alonso Peña sostiene que “los deportistas no tienen responsabilidad ante eso. Aquí, es el sistema completo del fútbol nacional el que no es capaz de proveer condiciones para que se desarrollen talentos en niveles inferiores y eso se da porque hay una falta de mirada acerca de lo que está pasando en la primera división chilena y en las categorías menores. Y eso es preocupante porque se trata del deporte más masivo que tiene el país”.
Rodrigo Soto, por su parte, afirma que para facilitar el proceso de recambio, es crucial que los jugadores experimentados “transmitan su conocimiento y sabiduría a las nuevas generaciones y que los jóvenes están dispuestos a aprender y adaptarse. El proceso de ser el recambio debe verse como una oportunidad para contribuir al crecimiento y evolución más que una carga o presión añadida”.
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