Un gol de Rodrigo Hernández dio al Manchester City la primera Liga de Campeones de su historia al derrotar por 1-0 al Inter de Milán en Estambul.
Una precisa definición del español, en un balón muerto dentro del área en el minuto 68, terminó con la resistencia de los italianos, evitó la cuarta 'Champions' de los italianos y culminó el proyecto de los 'Sky Blues', que quince años después de la compra por parte de Abu Dabi, por fin tiene su ansiada Copa de Europa.
Antes del tanto del equipo inglés, el Inter se mantuvo atrás y confiando en que ya caería alguna contra, le salió el plan durante 60 minutos, en los que apenas recibieron un par de ocasiones claras, un remate angulado de Bernardo Silva que se marchó alto y un remate a media altura de Erling Haaland que repelió André Onana. Además, Hakan Calhanoglu forzó la lesión de Kevin de Bruyne, que se fue sustituido en el minuto 36, rememorando el doloroso recuerdo de hace dos años, cuando se retiró antes de tiempo contra el Chelsea también renqueante.
Y si al Inter no le salió mejor el esquema es porque Lautaro Martínez no aprovechó la más clara de los suyos hasta ese momento. Con 0-0, el argentino se aprovechó de un malentendido entre Bernardo y Akanji para plantarse, con poco ángulo, delante de Ederson. Estrelló su disparo en el portero y el City despertó.
Repitiendo los protagonistas del error, Akanji filtró el balón para el corte de Bernardo. El portugués, en la línea de fondo, lo puso como pudo y rebotó en un defensa. Mientras todos los jugadores del City reclamaban mano, Rodri puso los ojos en el balón, colocó el interior del pie y sorteó, casi haciendo un zig zag mágico, los cuerpos de los interistas. La pelota entró y se desencadenó esa escena con la que sueñan los hermanos Gallagher desde hace décadas. Una marea de jugadores celestes camino del córner con los brazos abiertos.
Por primera vez en la historia, el City dominaba una final de la Champions. Reaparecieron los nervios, como es lógico, y el Inter casi los transformó en el empate. En una jugada rocambolesca, Federico Dimarco se encontró con la pelota en el aire a un metro de Ederson. Picó el esférico con la cabeza y este rebotó en el larguero. Volvió a caer muerto y probó de cabeza de nuevo, pero su compañero Lukaku se interpuso en la trayectoria de la pelota.
El belga, que sustituyó a Dzeko, aún se guardó una bala más, para desesperación de su hinchada. En un centro lateral, Gosens prolongó el balón en el segundo palo y Lukaku, a dos metros de la línea de gol, mandó la bola directa a Ederson. La parada que el meta brasileño necesitaba en su carrera, sin el misticismo de otras, pero con el punto de suerte y, sobre todo, de importancia, para decidir una final.
El City, quince años después, es campeón de Europa. Guardiola ya tiene su tercera "orejona" y el City el segundo triplete de la historia del fútbol inglés, igualando a sus vecinos del United, que lo lograron en 1999. Se terminó la espera, triunfó el equipo ciudadano.
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