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Columna de Opinión

Huelga de Starbucks: la amarga realidad de la juventud trabajadora

Antonia Ibaceta, Vocalía Laboral Usach.

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  • Diario Usach

  • Martes 18 de marzo de 2025 - 15:28

"El café de menor costo vale más que una hora de trabajo". Así lo expresaban las pancartas levantadas por más de 1.200 trabajadores de Starbucks Chile, quienes el pasado viernes 7 de marzo iniciaron una histórica huelga nacional. Mientras la empresa reporta ganancias millonarias, sus trabajadores deben sobrevivir sin beneficios y con salarios que apenas alcanzan el mínimo necesario para vivir. 

Tras el fracaso de las negociaciones colectivas, el sindicato tomó la determinación de avanzar a la movilización, paralizando sus actividades productivas de forma indefinida. Sin duda, la extrema precarización en materia de salarios y condiciones laborales no es un fenómeno exclusivo de esta empresa, sino que es la realidad que hoy atraviesa el grueso de la juventud en nuestro país. 

En Chile, la juventud es el segmento de la población más afectada por la subcontratación y del empleo informal. Según la fundación SOL, más del 78% de los jóvenes entre 18 y 24 años trabajan en condiciones precarias, sin derechos garantizados ni resguardo ante la Dirección del Trabajo.

Sumado a lo anterior, hoy, los jóvenes nos enfrentamos a una doble jornada: somos estudiantes y trabajadores al mismo tiempo. Para muchos y muchas, el empleo en el sector de servicios no es una opción, sino una exigencia para costear estudios, arriendo, transporte, etc. Sin embargo, esta condición queda invisibilizada y las empresas, lejos de contribuir a mejorarla, sacan provecho de nuestra necesidad, imponiendo jornadas abusivas y dando tratos indignos. Esta sumatoria de elementos constituyen, además, un obstáculo para la asociación de trabajadores, cada vez más debilitada en nuestros días.  

Frente a esta amarga realidad, la huelga de Starbucks es un llamado de atención para toda la juventud trabajadora. Somos el recambio de la fuerza que produce la riqueza y nuestros derechos básicos son un mínimo indispensable para el desarrollo del país no solo en materia económica, sino que de justicia social.