El Sevilla FC se proclamó este miércoles campeón de la Liga Europa por séptima vez gracias a su victoria sobre la AS Roma en la tanda de penal (4-1), con el lanzamiento decisivo marcado por el argentino Gonzalo Montiel, tras una final disputada en Budapest (Hungría) y que había terminado con 1-1 después de una prórroga llena de nervios.
Sobre el césped del Puskás Aréna, cuyas gradas reflejaban mayoría de aficionados 'giallorossi', el comienzo fue bastante espeso por ambos equipos. Conscientes todos de que en juego había un título, el primer gran aviso fue de la Roma y no llegó hasta el minuto 12, cuando Zeki Çelik protagonizó una eficaz acción para apurar la banda derecha.
Tras una imprecisión en el centro del campo, se fraguó el primer tanto del partido. Bryan Cristante forcejeó con Ivan Rakitic en el círculo central, pero el árbitro no decretó nada mientras los hispalenses protestaban. Controló el balón Gianluca Mancini, que raudo realizó un pase en profundidad para el desmarque de Paulo Dybala.
El delantero argentino, que había estado entre algodones los días previos a esta final debido a sus molestias físicas, partió como titular para su entrenador José Mourinho y devolvió esta confianza marcando el 0-1. A la espalda de uno de los centrales, la 'Joya' corrió, aprovechó el pase de Mancini y se plantó enfrente de Bono.
Hasta entonces prácticamente inédito, Rui Patrício acumuló trabajo antes del descanso. Rozó el gol Rakitic, con un zurdazo desde el frente del área al primer toque, que se estrelló en el poste en el tiempo añadido. Pero la Roma aguantó, logrando para su estadística no haber encajado gol en la primera mitad en 12 de sus 15 partidos.
Al regreso de los vestuarios, la mejor dinámica sevillista encontró el premio del 1-1 en el 55'. Antes, Alex Telles estuvo cerca de marcar con un zurdazo que salió demasiado alto, pero la igualdad sí que llegó de manera fortuita. Tras hilvanar una ofensiva por el costado derecho, Jesús Navas centró al corazón del área para buscar una cabeza amiga.
En el poste más cercano, no alcanzó Lucas Ocampos; pero por detrás apareció Youssef En-Nesyri junto a Mancini. El central 'giallorosso', en su objetivo de marcar al ariete marroquí, golpeó la pelota sin querer y la introdujo en su propia portería.
Taylor tampoco pitó nada y el encuentro se encaminó hacia un desenlace de taquicardia. No obstante, ambas escuadras reservaron fuerzas para la siguiente batalla de 30 minutos. Regresó entonces la espesura del inicio de partido, con miedo a equivocarse y sin que ninguno de los contendientes amenazase en el área contraria. Así, la tercera final consecutiva de Liga Europa con prórroga dio paso a la tercera tanda de penales seguida.
En dicha instancia, Mancini e Ibañez fallaron el segundo y tercer lanzamiento de los romanos, respectivamente. Para los sevillistas marcaron Ocampos, Lamela y Rakitic, antes de que emergiera Gonzalo Montiel para anotar el disparo decisivo después de que el árbitro lo mandase repetir, ya que Rui Patrício lo había parado ilegalmente.
El defensa argentino, que ya dio a su selección el título de campeón en el pasado Mundial transformando otra pena máxima en la tanda definitiva, vivió la gloria otra vez desde los 11 metros. Engañó al guardameta, con su segundo disparo al lado opuesto, y abrochó el séptimo trofeo del Sevilla en su competición fetiche.
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