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A cinco años del 18-O: ¿Qué pasó en los puntos críticos que hubo para el estallido social?

Plaza Italia, el metro Mercedes en Puente Alto, La Terraza, el GAM y el Centro Arte Alameda fueron escenarios importantes durante las protestas sociales. ¿Qué ocurrió en esos lugares? ¿Qué sensación hay en la gente y los encargados de esos espacios? Diario Usach recorrió esos sitios para ver cómo es la realidad actual en dichos recintos.

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  • Belén Muñoz y Fabián Escobar

  • Jueves 17 de octubre de 2024 - 15:39

Una grúa se mueve cerca del edificio Telefónica, ubicado en Providencia. Los autos y micros transitan por la rotonda de Plaza Italia y no hay rastro de la escultura del general Manuel Baquedano ni menos de su caballo Diamante.

La gente camina a paso rápido para llegar a su destino cuando dan la luz verde del semáforo entre Vicuña Mackenna y Avenida Libertador Bernardo O’Higgins. En el antiguo “Jardín de la Resistencia”, ubicada en la Plaza Hundida, solo hay cemento y una frase cerca de la entrada al metro que recita “no olvidamos a quiénes aquí perdieron sus ojos” y “gracias 2019”.

“Prefiero no hablar de eso” o “Me da nostalgia” son algunos de los comentarios que realizan los transeúntes cuando se les pregunta sobre los cinco años del estallido social.  Son pocos los que se detienen a conversar. Prefieren seguir su rumbo, como si nada hubiera pasado.

“Creímos que iba a ser el gran cambio, fue un momento que ahora podemos decir que era medio ingenuo, era un estado de crisis, y de ahí salen grandes cosas. A partir de la crisis nace la esperanza, sin embargo, me da pena ver que todo terminó en status quo”, relató Rodrigo Dueñas, de 55 años, uno de los pocos que se detiene a hablar.

A pocos kilómetros de la Plaza está La Terraza, uno de los lugares emblemáticos durante el 18-O, lugar que muchas veces vivió protestas en su puerta y que ahora recibe comensales, lejos de los tiempos donde había manifestantes y encapuchados en las afueras del recinto.

Ángel Roiz, administrador de la fuente de soda, contó a Diario Usach que “hace cinco años del estallido, luego la pandemia, hubo que arreglar el negocio. Tenemos una clientela que fue muy fiel. Siempre tuvimos el ánimo muy alto”.

Sobre cómo se siente en el ambiente el 18-O, Roiz indicó que “creo que la gente lo que quiere es trabajar, vivir tranquilos, y sacar sus cosas personales adelante. Hablo con muchos clientes, nadie se acuerda o más bien no quiere acordarse de lo que pasó acá en Plaza Italia, porque fue muy duro”.

“APOYÉ LA PROTESTA, PERO QUEMAR EL METRO FUE UN ABUSO”

Uno de los hitos más relevantes y traumáticos del estallido social fue la destrucción del Metro de Santiago. Según cifras oficiales, 118 estaciones sufrieron algún tipo de daño en su infraestructura, especialmente aquella ubicadas en la zona sur de la capital, en La Florida y Puente Alto.

Un recorrido posterior a los ataques, mostró el increíble nivel de destrucción que dejó el fuego. Parecía como si una bomba hubiera arrasado con boleterías, cajeros automáticos, señaléticas y carros.

La acción dejó por meses a cientos de personas sin su principal medio de transporte y en algunos casos su principal fuente de ingreso.

Es el caso de Juan Vásquez, un vendedor de comida al paso y que fue testigo como en la estación Trinidad se destruyó infraestructura vital para vecinos y vecinas, lo que muchas veces generó una contradicción en medio de las manifestaciones.

Siempre apoyé las marchas, porque me parecían justa y me llegaban. Cómo no querría pedir mejor salud o pensiones, pero encontré que se excedieron con quemar el Metro, fue maldad pura, un abuso sin sentido”, señaló el comerciante, quien por seis meses vio disminuidos sus ingresos, situación que se vio empeorada con la pandemia del Covid-19.

CAMBIÓ EL BARRIO

De las demandas de mejores pensiones, menos desigualdad y mejoras sustanciales en la calidad de vida de los chilenos y chilenas no queda ni un rayado en las calles. Tampoco se ve en las murallas, como ocurría en el estallido social. En el GAM los mensajes de protestas mutaron en murales. "Recuerdo que llegué ese año a Chile. Siento que habían jóvenes valientes y se notaba que en el país habían cosas que no estaban bien. Creo que ahora uno lo ve y se siente que los procesos toman tiempo", señaló Nilda Cedeño, de 45 años, a pasos del centro cultural.

En el Centro Arte Alameda  los potentes mensajes de revuelta ya no están. Roser Fort, directora del Centro Arte Alameda, reveló a Diario Usach que “nosotros en realidad nos cambiamos de sede. El barrio en general, si tú lo ves, está destruido igualmente. Ese sector no ha avanzado en nada en cinco años. Sigue exactamente en ruinas”.

Agregó que “nosotros nos trasladamos a Arturo Prat 33, donde está funcionando el centro con un espíritu por el cine, igual como lo que teníamos allá. Seguimos avanzando, generando cultura. Lo que no ha avanzado son las políticas de Estado en proteger esas dos cuadras desde Vicuña Mackenna a Namur”.

Para Roser las demandas culturales no han desaparecido en estos cinco años. “Siento que hay un interés por la gestión cultural de parte de este Gobierno”, aseguró. Sobre lo poco que se habla del 18-O en la actualidad, desde el ámbito cultural y otros sectores, argumentó que “creo que el tema con el estallido social, el negacionismo, ha sido gigantesco. Entonces también es como raro remar contra la corriente”.

Para la directora del Centro Arte Alameda el espacio cultural, aunque cambió de sede, nunca perdió su esencia. “Vamos a seguir proponiendo contenidos donde uno pueda dialogar, recordar y tener memoria. Aquí han pasado cinco años del estallido social y en realidad todos sentimos un poco que en una parte se retrocedió. Nosotros pudimos avanzar, nos pudimos reinventar. Sentimos que nuestro espíritu sigue intacto, pero nuestro espacio original queda en la memoria”.

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