El peronismo sufrió una clara derrota en unas elecciones legislativas en Argentina y por primera vez en la era democrática no controlará el Senado, la gran fortaleza institucional de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
El Gobierno fue vencido de norte a sur en 15 provincias y cedió el quórum en la Cámara de Senadores, tras caer derrotado en seis de los ocho distritos que ponían en juego sus bancas.
Más de 34 millones de personas estaban convocadas a votar, como ocurre cada dos años, para renovar la mitad de la Cámara de Diputados -donde ahora ningún grupo tiene mayoría absoluta- y un tercio del Senado, dominado por el oficialismo, y donde el Gobierno tuvo en estas elecciones peor suerte.
Tras la fuerte derrota, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, señaló que "en esta nueva etapa debemos priorizar los acuerdos nacionales. Si queremos resolver estos retos que tenemos, necesitamos que las grandes mayorías generen consensos. En ese sentido, y lo antes posible, me dirigiré a los representantes de la voluntad popular y a las fuerzas políticas que representan, para acordar una agenda lo más compartida posible".
Según el conteo provisional de los comicios -el definitivo lo hará la Justicia electoral en los próximos días- las listas de candidatos a diputados del oficialista Frente de Todos fueron las más votadas en nueve de las 24 jurisdicciones, frente a las 12 en las que el opositor Juntos por el Cambio -al que pertenece el expresidente conservador Mauricio Macri (2015-2019)- fue la fuerza más popular.
De confirmarse estos datos, el peronismo, al que se adscribe el presidente Alberto Fernández y la exmandataria y actual vicepresidenta Cristina Fernández -que lidera el ala kirchnerista-, perderá su mayoría absoluta en el Senado, donde actualmente cuenta con 41 de los 72 escaños totales.
PRECEDENTE DE LAS PRIMARIAS
Los comicios, que tuvieron una participación del 71,67 %, llegan precedidos de las primarias de hace dos meses, en las que ya había quedó patente la pérdida de popularidad del Gobierno en medio de la recesión agravada por la irrupción del coronavirus, altos números de pobreza e inflación, escándalos relacionados con la gestión de la pandemia y las polémicas medidas tomadas para paliarla.
Esa derrota en septiembre generó fuertes tensiones entre el jefe de Estado y la vicepresidenta, lo que elevó la incertidumbre por el futuro de la coalición de Gobierno tras otra posible derrota en las elecciones de hoy.
Hace diez días, la líder kirchnerista, que como vicepresidenta también preside el Senado, fue intervenida de una cirugía programada, y poco después de cerrarse los colegios electorales, en un mensaje a través de Twitter, excusó su ausencia en la sede partidaria por la necesidad de hacer reposo.
CON UN OJO EN LAS PRESIDENCIALES
Por su parte, Juntos por el Cambio -ya recuperada de la derrota de Macri en las presidenciales de 2019- celebró su victoria en unidad en su búnker de Buenos Aires, pese a que confiaba en haber podido ganar con más diferencia en la provincia bonaerense y haber logrado mayor presencia en la Cámara de Diputados, donde el peronismo seguirá siendo la primera fuerza, según los resultados provisionales.
Cumplida la primera mitad del mandato de Fernández, y una vez concluidas las legislativas, la estrategia política se posa en las presidenciales de 2023.
"Tenemos una transición hasta el 2023 que hay que acompañar y administrar entre todos, porque estamos frente a un Gobierno que no tiene plan y no tiene rumbo", aseveró Macri -que no optaba a ningún cargo en las legislativas- en declaraciones al canal TN, agregando que la oposición encara una "nueva oportunidad" que llamó a no perder "repitiendo los mismos errores del pasado".
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