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Por Daniela Figueroa Videla

Esta semana, el ministro de Educación, Raúl Figueroa, asistió a la Comisión de Educación del Senado para abordar un posible retorno de los escolares a sus colegios, mientras “las condiciones sanitarias lo permitan” y que tenga un carácter voluntario. De las críticas a estas declaraciones y el protocolo propuesto conversó Estación Central con el investigador de Ciencias Médicas de la Usach y doctor en psicología, Felipe Lecannelier.

Sobre los dichos del ministro Figueroa quien señaló que si los colegios se abrían como local de votación en el plebiscito también se podría reabrir para las clases, Lecannelier dijo que “acá claramente están mezclando peras con manzanas. La comparación no tiene lógica”

Lo primero a distinguir, dijo el psicólogo, es que en el proceso electoral se trata de adultos que pueden mantener la distancia física, cosa que no sucede con cuarenta niños por sala de clases.

El académico señaló claramente que “si nosotros realmente queremos proteger a los niños sin vacuna, no hay colegio”. Advirtiendo que si se juntan los niños en los establecimientos escolares se va a dar un contagio tal, que vamos a alcanzar el peak de la pandemia en el país.

Citó estudios internacionales que muestran el comportamiento de niños y adolescentes, en diversas edades, donde se muestra cómo establecen un contacto directo de cuerpo a cuerpo. Por eso se preguntó cuál es el sentido de hacer volver a los niños al colegio.

Respecto los permisos temporales para los adolescentes en cuarentena y el impacto en la salud mental, el experto dijo que es necesario que ellos se junten en grupos pequeños y en condiciones controladas. Recomendó que estén bajo la supervisión de un adulto para mantener la distancia física ya que cree que “los adolescentes van a estallar más cuando los soltemos”.

Reiteró que como la prioridad sigue siendo la salud “tirar a los niños al colegio es realmente como un suicidio epidémico”.

Y sobre el aumento de violencia intra domiciliaria en cuarentena, sostuvo que tiene que haber otras soluciones como los refugios para personas violentadas, pero que no han sido escuchados y esto no puede ser un argumento para la vuelta presencial a clases.

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