La quinta generación del Sloan Digital Sky Survey (SDSS-V), proyecto de investigación espacial que opera desde noviembre del año pasado tanto en el Observatorio Apache Point en Nuevo México, donde se encuentra el telescopio de 2,5 metros, como en el Observatorio Las Campanas de Carnegie en Chile, donde utiliza el telescopio de 2,5 metros du Pont. Por ello, investigadores de nuestro país no podían quedar fuera. Es el caso de Paula Jofré, Astrónoma y Astrofísica, profesora asociada Astro UDP, quien está liderando el rastreo de mapas químicos, en uno de los tres proyectos que contemplan mapas de agujeros negros, de la Vía Láctea y mapas de volumen local (galaxias cercanas).
Paula trabaja específicamente sobre el mapa de la Vía Láctea, donde “la idea es usar los dos instrumentos que tienen Sloan para poder tomar espectros de las estrellas. La luz que llega y se separan por un prisma y se pueden ver las frecuencias de la luz que tienen ciertas líneas de absorción relacionas con los distintos elementos químicos”, señaló la científica, añadiendo que serán alrededor de “un millón de espectros que se van a poder analizar en los próximos 5 años. Se van a poder observar un millón de estrellas, en su mayor cantidad gigantes rojas, que podemos mirar a gran distancia”.
“Entendemos que los elementos químicos se producen adentro de las estrellas. Y cuando las estrellas mueren, esos elementos químicos que ellas produjeron los entregan de vuelta al medio interestelar para que después se formen nuevas estrellas. Y esa nueva generación va atener una composición heredada”, destacó la astrofísica en torno a cómo están estudiando desde varias disciplinas este mapeo. Para entenderlo mejor, Jofré instaló la teoría hace años que “si los elementos químicos se heredan de generación en generación, entonces podemos ocupar técnicas de genética donde se estudia cómo va cambiando el ADN a medida que pasa el tiempo. En este caso, nuestro ADN sería la información química. Lo lindo que tiene esto es que ya no tenemos datos gigantescos con miles de dimensiones sino que podemos condensar eso en un árbol genealógico”.
Por ende, informática, matemática, ingeniería, genética, astronomía, son sólo algunas de las disciplinas que están colaborando en este proyecto. “Desarrollar ese talento acá en Chile, puede permitir que cuando se acabe este proyecto, no necesariamente seguir la investigación en astronomía, sino que aplicar ese conocimiento en otras instancias, incluso para el sector privado”, comentó la también Embajadora de la Red de chilenos y chilenas Creando Futuro, que dentro de sus propósitos encuentra el poder potenciar talentos científicos como imagen país, de manera como se hace con productos gastronómicos o paisajes.
Asimismo, realizó un llamado a alcanzar la paridad de género en la investigación científica debido a que en pandemia se han agudizado las diferencias y las mujeres han tenido que dedicar menos tiempo de investigación para dedicar a labores domésticas: “la paridad de género en la Convención Constitucional ha sido un ejemplo. Se ha logrado y se puede hacer en cualquier ámbito de trabajo”. El desafío es grande y, desgraciadamente, también económico, por lo que se encuentran solicitando recursos al gobierno a través de los núcleos milenios, “para poder desarrollar ideas, contratar gente, tener tesis doctorales, traer expertos de otras partes del mundo”, apuntó la investigadora.
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