Comer algo e inflarse como pez globo es lo que le suele pasar a muchas personas luego de consumir lácteos. ¿La razón? Su intolerancia a la lactosa, una condición que cada vez es más común entre la gente.
De acuerdo a un estudio realizado por investigadores del Comité Científico de Lácteos del Consorcio Lechero, este trastorno se presenta en un 48% en mujeres y en un 36% en hombres. Aunque no existen estudios poblacionales en Chile, se estima que más del 50% de los adultos lo tiene.
La doctora Sylvia Alegría, gastroenteróloga de la Clínica Las Condes, señaló a Diario Usach que “a medida que nosotros envejecemos, aparecen más personas que tienen intolerancia”. En tanto, Daniela González, nutricionista y académica Usach, señaló que "la intolerancia a la lactosa afecta a una gran parte de la población y puede tener un impacto nutricional significativo debido a que se debe reducir o eliminar los productos lácteos en la dieta, ya que el organismo no puede digerir adecuadamente la lactosa, que es el carbohidrato presente en los lácteos".
La doctora Sylvia Alegría, aprovecha de dejar en claro que existe una intolerancia a la lactosa recién nacida, “que es una cosa severa, y que es muy rara, y hay otra que es adquirida en el tiempo, y se puede presentar a cualquier edad y va aumentando con la edad”.
En tanto, la nutricionista y académica Usach, señaló que "entre los lácteos sin lactosa, podemos encontrar leche, yogur y queso, solo hay que fijarse en las etiquetas, y normalmente se encuentran en un estante especial en el supermercado. Estos productos permiten a las personas con intolerancia a la lactosa conseguir los nutrientes de los lácteos sin presentar síntomas gastrointestinales".
La gran cantidad de persona que sufren este trastorno ha llevado que se repleten en el supermercado productos sin lactosa, algo que hace algunos años era poco común. Sobre este tema, la gastroenteróloga explicó cómo realmente funcionan estos productos que son consumido incluso por gente que no es intolerante a la lactosa.
“No es que no tengan lactosa, sino que le ponen lactosa. La industria le pone la enzima que a ti te falta producir. Si tú eres intolerante a la lactosa, y quieres tomar tu helado de crema que tiene lactosa, hay pastillas que son lactasas, entonces te la tomas y después te comes el helado. Es lo mismo que hacen con la leche sin lactosa”, detalló.
La especialista reveló que “hay personas que empiezan de a poco a no producir lactasa”. La experta incluso ahondó en por qué a algunas personas no le hace nada consumir yogurt o quesillo, pero le cae como pésimo la leche o un pedazo de torta con crema.
“Hay personas que, por ejemplo, toleran bien un producto que tiene poca lactosa, como un quesillo o toman una leche cultivada y no me pasa nada. Se toman un yogurt y a lo mejor tampoco pasa nada, pero consumen un vaso de leche, algo con crema, un pedazo de torta y tienen molestias”, aclaró.
UN TEMA GENÉTICO
Las personas con intolerancia a la lactosa suelen tener distensión abdominal e incluso pueden tener diarrea. Un dato muy interesante es que las poblaciones en el mundo sufren de esta condición de manera muy distinta.
Estudios internacionales dicen que, en Latinoamérica, así como en numerosos países de Asia y África, entre un 50% y 100% de la población es incapaz de digerir la lactosa, pero en lugares como el noroeste de Europa, esta cifra puede ser de sólo un 3 a 5%. “Hay un problema genético también”, señala la gastroenteróloga.
OPCIONES DE REEMPLAZO DE LÁCTEOS
La nutricionista Daniela González afirmó que "cuando eliminamos los productos lácteos de la dieta se pueden producir deficiencias de calcio y vitamina D, que son esenciales para la salud de los huesos".
Agregó que "esto es especialmente preocupante en el caso de niños, niñas y adolescentes, ya que el calcio es fundamental para el desarrollo óseo, es decir, puede afectar negativamente el crecimiento y desarrollo debido a la falta de estos nutrientes esenciales que aportan los productos lácteos".
Además, aseguró que "la falta de leche y sus derivados podría aumentar también el riesgo de osteoporosis por la insuficiente ingesta de calcio. Además los lácteos aportan proteínas, fósforo y vitamina B12, por lo que se podrían ver afectadas también otras funciones.
Es por esto vital que se puedan reemplazar el consumo de lácteos, y también tratar el tema con los especialistas correspondientes. "Las personas con intolerancia tienen hoy en día varias alternativas como productos lácteos sin lactosa, suplementos de lactasa, bebidas vegetales fortificadas u otros alimentos ricos en calcio", añadió.
Agregó que "otra opción son las bebidas vegetales, como la de almendra, soja o avena por ejemplo, fortificadas con calcio y vitamina D, son un poco mas caras, pero podrían ser útiles, debemos fijarnos muy bien en las etiquetas".
La nutricionista señaló que "se pueden incluir también otros alimentos ricos en calcio como frutos secos, semillas, y algunos tipos de pescado como sardinas o jurel (los que se comen con los huesitos)".
Por último, indicó que "los lácteos fermentados, como la leche cultivada, el yogur y el kéfir o yogur de pajaritos, suelen tener menos lactosa y por eso podrían ser mejor tolerados, pero nuevamente es importante recordar que la dieta de las personas diagnosticadas con intolerancia a la lactosa debe ser indicada por un profesional".
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