Luis Jara, Valentín Trujillo, Leo Rey, Kanela y Yoan Amor encabezaron un emotivo homenaje a Patricio Zúñiga, más conocido como Tommy Rey.
A una semana de su fallecimiento, los reconocidos artistas se reunieron el pasado domingo 6 de abril en Estudio Vinilo para rendir tributo al emblemático cantante y a su legado en la música popular chilena.
Con los integrantes de La Sonora de Tommy Rey presentes desde temprano, la jornada comenzó con los preparativos de una grabación que dejó de lado el característico ritmo festivo de la agrupación para dar paso a una faceta menos conocida, pero profundamente significativa: el bolero.
A diferencia de los clásicos bailables que suelen marcar el legado de Tommy Rey, esta vez el tributo se centró en el bolero, un género que marcó los inicios del artista antes de transformarse en ícono de la cumbia. La decisión no fue casual. Según el productor musical Leo García, “Tommy Rey comenzó su carrera cantando boleros. Él era bolerista. Para rendirle un tributo sentimental, con pasión fuerte, era necesario mostrar ese lado suyo que pocos conocen”.
Bajo esa premisa, se eligieron cuatro temas que marcaron su repertorio más íntimo: Angustia, El Balcón Aquel, Otra Copa y Yira Yira. “Estos boleros nos traen muchos recuerdos. Son los que más pegaron en la voz de Tommy, por eso se eligieron”, agrega Leo Soto, también parte del equipo de producción musical. La obra fue concebida como una “ópera bolero” dividida en cuatro actos, con intérpretes capaces de encarnar la profundidad emocional que el homenaje requería.
Luis Jara, quien asumió la dirección ejecutiva del proyecto, fue el impulsor principal de esta despedida cargada de significado. “Me inspiró mucho estar en el funeral. Sentí que la trascendencia de Tommy tenía que ser puesta en obra”, reflexiona. “Y me pregunté: ¿qué pasa si la Sonora, en vez de irse a sus casas a vivir el duelo, se junta en el estudio, abre la partitura… y sigue cantando? Porque cuando alguien se va, las familias siguen reuniéndose, siguen recordando, riendo o llorando, pero nunca dejan de hablar de esa persona. Entonces, en vez de hablar de Tommy Rey, ¿por qué no cantarle a Tommy Rey?”
La respuesta fue inmediata: una convocatoria espontánea y cargada de emoción. “Apenas me avisaron, accedí de inmediato”, comenta Leo Rey. “Tommy Rey fue, para mí, prácticamente un mentor. Hay algo de él en mí y en muchos artistas tropicales. Su repertorio está en nuestro subconsciente”.
Kanela, vocalista de Noche de Brujas, también se sumó conmovido: “Me vino una alegría dentro de la tristeza… hay historia con la Sonora desde que yo era chico. Por eso me siento muy parte de este homenaje”. Por su parte, Yoan Amor destaca el reencuentro con colegas y la dimensión artística del proyecto: “Siempre escuché a Tommy cantando cumbia, así que esto también es novedoso para mí. Pero él también cantaba boleros, y eso da muchas ganas de cantarlos como él”.
El homenaje se grabó completamente en vivo, en una dinámica que recordó las viejas jornadas de estudio, con todos los músicos reunidos. “Son pocas las veces que se dan estas instancias de colaboración entre grandes artistas, todos dejando el ego afuera y poniéndose al servicio de la música y de la memoria de Tommy Rey. Eso es muy especial”, señala Franco Maestri, ingeniero de sonido y mezcla.
Uno de los momentos más esperados fue la incorporación del maestro Valentín Trujillo, quien, aunque no pudo estar presente físicamente por motivos de salud, participará en la grabación final gracias a la tecnología. Su piano acompañará la voz de Tommy Rey en un cierre lleno de simbolismo y sensibilidad.
La producción musical estuvo a cargo de Leo García y Leo Soto. En la producción general participaron Camila Larrañaga, Pablo Milosz y Rodrigo Videla, con Rafael Soto en la coordinación. Todo el trabajo se realizó en Estudio Vinilo, en un ambiente cargado de profesionalismo, gratitud y compañerismo.
El material audiovisual será lanzado próximamente en las plataformas digitales y redes sociales oficiales de La Sonora de Tommy Rey, permitiendo que fanáticos de todo el país —y del mundo— puedan ser parte de este histórico momento.
Más que una despedida, este homenaje fue una celebración del poder de la música para unir generaciones, sanar ausencias y perpetuar legados. Un adiós con boleros, historia y corazón.