El arzobispo de Santiago, monseñor Fernando Chomalí, presidió la misa fúnebre en honor al expresidente Sebastián Piñera en la Catedral de Santiago.
En el lugar, se encontraba la familia del exmandatario, los expresidentes, invitados especiales y autoridades eclesiásticas del Cabildo Metropolitano de la Iglesia de Santiago.
Durante la misa, el arzobispo señaló que “Chile entero, de norte a sur, de mar a cordillera está consternado por los incendios que han dejado tantos muertos, tantos heridos, tantos desaparecidos, tanto trabajo y tantos sueños convertidos en cenizas. También está perplejos por el fallecimiento tan repentino e inesperado de quien fuera dos veces presidente de la República de Chile, Sebastián Piñera Echenique”.
“En este contexto, lo primero que surge es darle a la familia de Sebastián Piñera nuestro sentido pésame por la muerte de quien fuera esposo, padre y abuelo. Porque nunca nos olvidemos que antes de ser profesor, empresario, dirigente político, senador y presidente de la república es un ser humano, un hijo de Dios que ha fallecido en un fatal accidente y que su partida ha causado mucho dolor a sus familiares, a sus amigos, y a todos quienes lo conocieron”, añadió.
Asimismo, Monseñor Fernando Chomalí recalcó que “este dolor traspasó a su familia y al mundo político para radicarse en el pueblo sencillo, leal y agradecido que salieron a la calle con banderas chilenas a despedirlo”.
El arzobispo recalcó que el exmandatario “tenía claro que su vida giraría en torno a dos ejes: la familia y el trabajo. Comprendía vitalmente que en ese contexto podía vivir en plenitud su condición de hijo de Dios y de católico. En diciembre celebró, junto a toda su familia y amigos, 50 años de matrimonio con Cecilia Morel. Sebastián era un hombre agradecido de la vida”.
“Pudiendo a temprana edad optar por una vida tranquila en su casa junto a su familia, emprendió el camino de la política que lo llevó a ser elegido Presidente de la República dos veces”, agregó.
En esta línea, nombró diversos hitos a lo largo de la vida del expresidente e indicó que “su norte era el trabajo bien hecho. Sólo así se avanzaba, sólo así se enfrentaban los problemas para darles la solución que correspondía”.
En ese sentido, expresó que Chile “reconoció en las calles su grandeza, no tanto por lo que dijo sino que por lo que hizo. El pueblo no se equivoca con sus líderes. Los testimonios que hemos escuchados y que fueron muchos, hablan por sí solos. Es hermoso escuchar a un pueblo agradecido que se sacrifica por horas a pleno sol para despedir a quien reconocieron como un presidente preocupado de su país”.
“Sebastián Piñera sirvió a Chile con fuerza, ahínco y convicción. Como todo ser humano se pudo haber equivocado, pudo haber cometido errores, algunas cosas las pudo haber hecho de otra manera, pero lo que no se pone en duda es su buena fe y recta intención. Las manifestaciones para homenajearlo en las zonas más martirizadas por el terremoto como Concepción y Dichato hablan por sí solas”, resaltó.
Finalmente, el arzobispo hizo hincapié en que es “ahora cuando hemos de promover la fraternidad como la base que sustenta las legítimas diferencias políticas y modelos de sociedad que queremos construir. Espero que el fatal accidente del ex presidente Sebastián Piñera y los incendios voraces que nos azotan contribuyan a generar un país más unido, más fraterno y más justo, como el que él, de la mano de Dios, la Virgen María y su familia soñó y contribuyó a construir”.
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