Silenciosamente se construye en el sur de Francia el que podría llegar a ser el primer reactor nuclear de fusión, denominado ITER por su sigla en inglés (International Thermonuclear Experimental Reactor). A diferencia de los reactores de fisión nuclear, ITER utiliza la energía remanente que resulta de unir dos átomos de hidrógeno pesado (o deuterio) para formar un inerte átomo de Helio, liberando energía. O sea, no hay subproductos peligrosos o tóxicos.
Resulta más fácil decirlo que lograrlo, pues hay que obtener primeramente agua pesada, H2O en la que sus dos átomos de hidrógeno contienen un neutrón en su núcleo, además del positivo protón que poseen todos los hidrógenos. Estos dos positivos núcleos de hidrógeno se repelen entre sí, lo que les impide acercarse para terminar convertidos en helio.
Esto ha sido logrado en pequeña escala, mediante contenedores en base a imanes superconductores que mantienen el plasma híper calentado y alejado de las paredes. Por sobre una temperatura y una masa crítica dos núcleos de deuterio pueden chocar de frente y acercarse hasta fundirse en un núcleo de helio: la energía liberada calienta más el plasma y llega un punto en que la reacción no cesa y se autosustenta. Pero, primero hay que tener agua pesada, lo que es difícil en grandes cantidades pues tan sólo un átomo de H entre 6400 es pesado, por lo que hay que enriquecer el agua, primeramente.
ITER procura lograr esto en gran escala, y de forma continua, para generar electricidad de forma limpia, para la sociedad europea, la que aumenta su demanda y que ahora incorpora vehículos en base a esta fuente de energía para el transporte público y personal.
Imposible no desearle éxito al proyecto y que ojalá llegue a tiempo. En el informe de mediados de 2022 se consigna que la obra de infraestructura ya ha llegado al 75%, según lo planeado. Luego vendrán las terminaciones e implementaciones técnicas: Las pruebas de baja potencia están se iniciarán recién el año 2028. La planificación contempla para el 2032 las pruebas de alta potencia.
Si ITER tiene éxito, podría pensarse que los problemas energéticos de la humanidad estarían resueltos por un tiempo inimaginablemente largo y por la misma fuente energética con que funciona el Sol: fusión nuclear.
Y es así, aunque buena parte de la población no esté consciente, pues la mayor parte de las fuentes de energía renovable se alimentan mediante la fusión nuclear que tiene lugar en el Sol. Si en nuestro Astro Rey se debilitara ostensiblemente esta fuente, no habría más energía fotovoltaica, ni eólica, ni hidroeléctrica. Quedaría la mareomotriz como fuente natural en un planeta frío y oscuro, con prácticamente nulas posibilidades de albergar vida… aunque seguiría girando en torno a una estrella, la que estaría apagada o emitiendo con mucho menor potencia y en rangos no visibles, probablemente en el infrarrojo.