Cultura

“A propósito del Día del Padre quisiera compartir una reflexión literaria sobre el padre en libros y películas. La figura paterna abre una verdadera constelación.

El padre como figura simbólica implica la ley, la autoridad, el mandato y el apellido. Eso ha motivado novelas épicas, cartas, relatos psicológicos que van desde la herencia, la rebeldía y la gratitud.

1. En la tradición literaria podemos remontarnos a La odisea cuando Telémaco, el hijo de Odiseo, asume el desafío de seguir la ruta de su padre que se ha entregado a todo tipo de peripecias hasta llegar Ítaca. Y, claro, si pensamos en otros textos clásicos, está Hamlet, de William Shakespeare, que es una gran pieza sobre el duelo de la muerte del padre y la búsqueda de la justicia por un asesinato encubierto. 

2. Otro texto emblemático es el Carta al Padre de Franz Kafka, un extenso relato epistolar en el que el escritor checo hace recriminaciones a la autoridad del padre y la poca sensibilidad a su forma personal.

3. También los padres envejecen, y de ser figuras fuertes y autoritarias pueden pasar a ser figuras frágiles que requieren cuidados. En el ocaso de la vida y cuando los padres se convierten hijos recomiendo leer el texto dramático El padre, la obra dramática de Florian Zeller, que tuvo una versión en Chile con Héctor y Amparo Noguera (padre e hija en la vida real) sobre un padre sumido en el Alzheimer y sus delirios mentales.  En esa misma línea, pienso en la novela Patrimonio de Philip Roth que se centra en el acompañamiento al progenitor cuando es diagnosticado con un tumor cerebral.

4. En Chile, ocurre que la figura del padre es compleja pues se asocia a ausencia, debemos recordar en ese sentido el ensayo Madres y Huachos de Sonia Montecino. En consecuencia, el padre es nuestra tradición aparece más asociado al dolor de ese abandono en novelas tales como Juana Lucero, de Augusto D’Halmar, en Patas de Perro de Carlos Droguett, en Fuenzalida de Nona Fernández.

Incluso pienso en el complejo entramado que se despliega en el texto autoficcional de Pilar Donoso, hija de José Donoso, en Correr el tupido velo, donde urde una compleja historia de odio y amor, de apoyo y rechazo, de suspicacias y lealtades”.