El disco “Honestidad Brutal” (1999) fue considerado por la revista Rolling Stone como el trabajo que marcó un antes y un después en la vida artística de Andrés Calamaro. Con 37 canciones, el álbum muestra el lado más descarnado del cantante. Un perfil más extremo, con el desamor a flor de piel y con toques dyleneanos que cautivaron a la critica a fines de la década del noventa.
Es precisamente la celebración de ese disco el que trajo de regreso a los escenarios chilenos al “Salmón”, quien la noche del viernes hizo delirar a cinco mil fanáticos y fanáticas en su primero de dos shows en el teatro Caupolicán, en pleno centro de la capital.
En dos horas de espectáculo, en su faceta más rockera y con una voz muy cuidada, Calamaro hizo un repaso por gran parte de repertorio de “Honestidad”, con clásicos como “Cuando te conocí”, “Te quiero igual”, “Los aviones” y “La Parte de adelante”.
Sin embargo, la parte de más conexión con el público se desató cuando la banda tocó los hits más melancólicos como “Tuyo siempre”, “Crímenes perfectos”, “Flaca”, “Paloma” y “Estadio Azteca”.
Al final, Calamaro se despidió con un tributo a Violeta Parra y una versión a guitarra sola de “Volver a los 17”, un gesto importante del artista con los escenarios chilenos, que este año también lo vieron presentarse en Puerto Montt, Temuco y Concepción.