La inagotable curiosidad de Raúl Zurita por trascender a la poesía y dialogar con otras manifestaciones artísticas es de larga data. Hace cuatro décadas se vinculó a las artes visuales y a la performance como furiosa protesta a la violencia de la dictadura, convirtiéndose en uno de los íconos de la vanguardia artística. Esa cualidad transgresora siempre ha sido atractiva para audiencias jóvenes y el autor de “Purgatorio” lo canaliza bien con esa figura levemente maldita que cultiva.
El documental Zurita y los Asistentes recoge los años de ensayos y presentaciones que el vate ha realizado junto a la banda González y los Asistentes en los últimos siete años. Se trata de una conjunción poesía-rock literal, donde el autor lee sus poemas con las composiciones de la banda creadas para él. La combinación es intensa, con una base de rock eléctrico densa e hipnótica, en que resuenan los versos de fuerte impronta visual. En ese sentido, la apuesta de Zurita y banda está más cerca de The Fall que, por decir, Leonard Cohen.
Presente en la Competencia Nacional de Largometrajes de INEDIT-CHILE, el documental del debutante Jael Valdivia registra estos encuentros y conciertos sin mayor objetivo que mostrar ensayos y el encuentro con el público. Zurita habla de su poesía y sus traumas, los músicos cuentan del origen de la banda, pero todo dentro de un articulado al que le falta un norte claro como ejercicio narrativo. La figura de Zurita es suficientemente poderosa y magnética para sostener solo el filme, su singular mezcla de intensidad lírica y debilidad física le otorga una cualidad telúrica, que la cinta no logra aprovechar del todo quedándose en el registro en vivo y en el fanatismo de los seguidores, muy atractivo por sí solo pero que deja interrogantes que no se responden sobre poesía, creación, dolores y escudriñar más a esa figura tan rica en matices.
La búsqueda de intencionalidad poética en el rock tiene un ilustre antecedente local en la mítica Banda Pequeño Vicio, donde Titín Moraga recitaba poesías de Goethe y Mishima sobre una base rockera vanguardista. En un camino similar pero sin el componente teatral, la combinación de Zurita y Los Asistentes, es potente, despierta imágenes y tiene una cualidad emocional que difícilmente deja indiferente a quién lo escucha. Por eso se agradece que luego de exhibido el documental, la banda se subió al escenario del Teatro Nescafé de las Artes a tocar y poner en sonidos en vivo lo que el documental esbozaba: que la mezcla entre letras poderosas y música intensa es un camino insondable hacia un territorio en que las fronteras se derriban.