Verónica Muñoz (60) vive hace más de 50 años en la Población Tres María, en Tocopilla. Recuerda que antes, cuando su hogar estaba frente a la cárcel, no tenían ni alcantarillado. Desde pequeña recuerda que, afuera de sus casas, se acumulaban neumáticos, latones, carrocerías, sillones y restos de muebles. "Lo que se imaginara, ahí estaba", relata.
Pero hace 15 años ella pensó que todo eso quedaría en el pasado, cuando la Municipalidad decidió reubicarlos cuando decidieron terminar con el vertedero que tenían al lado suyo para instalar un relleno sanitario lejos de sus hogares.
“Estamos muy contentos porque estamos haciendo historia y llevándoles dignidad a los vecinos del sector norte de Tocopilla, que por muchos años han tenido un basural cerca de sus casas. Comenzamos llevando la basura para otro lado y cerrando Las Tres Marías”, precisaba el edil de ese entonces, Fernando San Román.
“Nos cambiamos para tener algo mejor, pero eso nunca llegó”, relata. Junto a ella son cerca de 200 los adultos mayores, niños y perros abandonados que viven en un sector donde hasta el día de hoy abundan las colchonetas, la basura cerca de sus casas y los sacos de tierra. Incluso, ella misma confiesa que en alguna época del año han tenido hasta ratas por los alrededores de sus hogares.
Lirian Gallego (70), presidenta de la junta vecinal de la Población Tres Marías, relata que están aburridos de la situación y ya no saben qué más hacer. "Acá llegan a tirar basura, sacos con tierra, vienen a tirar animalitos, de todo”, confiesa.
Agrega que “teníamos la ilusión cuando nos cambiamos, pero terminó siendo una pesadilla. Cuando llueve nos preocupamos, porque esto es cerro, hicieron un desvío, pero siempre miramos porque tiene una pendiente muy grande. Si llueve más días esto queda sepultado. Además acá hay mucho adulto mayor. Somos una población abandonada por las autoridades".
“Nos vienen a tirar cosas. He ido a la municipalidad, antes se metían los vehículos, se metían los autos, vinieron a arreglar, pero volvieron a botar de nuevo, porque pusieron una reja y la sacaron. Aunque la municipalidad intenta, pero tampoco se mantiene. Han venido, ponen, pero la gente llega con vehículos, se mente igual”, afirma Verónica.
La población tiene una pequeña plaza, pero casi sin juegos para los más pequeños. “Incluso los asientos ya se hicieron tira, porque las mismas polillas se lo comieron, acá los hicieron con cosas que eran del mismo vertedero que había antes”, afirma Verónica.
Relatan que la situación mejoró un poco. Ahora llegan taxis al sector. "Ese es otro tema que sufríamos. Los colectivos llegaban hasta Punta Arenas, eso es más o menos es como desde donde viven tres cuadras, pero los abuelitos no podían subir. No teníamos ni micros", relata Lirian.
Plantea que no piden grandes cosas, solo que se les trate con algo de dignidad. "Vimos lo del 18 de octubre, la gente está cansada, uno quiere dignidad no más. Imagínese que nosotros no tenemos ni una sede social y yo llevo seis años en el cargo", afirma.
Lirian afirma que en durante los primeros meses de cuarentena no pudo ir a la Municipalidad a pedir más ayuda, pero que ahora volvió a ir, aunque debido a la misma pandemia están colapsados. "Me dicen que me van a atender, pero no sé cuándo, yo sólo quiero que nos escuchen, que nos saquen la basura por lo menos", aclara.
Con impotencia asegura que "acá sentimos que somos como lo último que botó la ola, nadie se ha preocupado de la Población Tres María".
Un sentimiento al que se suma Verónica, que solo pide mejoras como mejor iluminación para el barrio, debido a que practicamente no hay en la noche, una plaza decente para los niños del barrio y que sus casas no sean un considerados un basural.
"Nunca nos han tomado en cuenta. Queremos ser escuchados, que no nos mientan más y que se concreten las cosas, somos personas igual que todos los demás, no tenemos la lepra, no tenemos ninguna enfermedad", concluye.
Reportaje de Belén Muñoz