A pocos días de las vacaciones de invierno (que en la mayoría de las regiones del país se desarrollarán entre los días 24 de junio y el 8 de julio) son miles los niños y adolescentes que descansarán un par de semanas de las salas de clases, algo que, además, se da en un contexto de bajas temperaturas en gran parte de Chile, situación que muchas veces restringe el desarrollo de actividades al aire libre.
Ante esto, vuelve a reflotar el tema que aborda el cómo gastar el tiempo de los escolares y si es tan bueno que esto se haga a través del uso prolongado de consolas de videojuegos, computadores, tablets o celulares.
En este sentido, en 2022, la Sociedad Nacional de Pediatría publicó un estudio que indicaba que, para ese entonces, los niños y las niñas de chile pasaban entre 5,3 y 6,1 horas frente a las pantallas, lo que equivale a más de un tercio del tiempo en que permanecen despiertos. Y si consideramos los días sin clases, ese período puede crecer.
¿Qué pasa con los niños ante la prologada exposición ante pantallas?
Roberto Vera, kinesiólogo, magíster en Ciencias Biológicas con mención en Neurociencias y académico de la Universidad de Santiago de Chile (Usach) señala que “no existen estudios serios que logren respaldar el uso de pantallas digitales en menores de 15 años sin que ello signifique un daño para la conducta de los niños y niñas. Lo ideal es que, antes de edad, el uso de artefactos deberían ser usado por una hora como máximo, y siempre bien contralado por los padres”. Sin embargo, asevera que esto “claramente es letra muerta en el país”, básicamente porque esa medida es muy poco aplicada en las familias chilenas.
El académico de la Usach sostiene que el uso excesivo de tablets, y productos similares puede generar “alteraciones emocionales como la depresión y la ansiedad”. Y no solo eso, ya que indica que “se sabe con cierta evidencia que el uso prolongado de pantallas digitales predispone a niños y jóvenes a conductas adictivas y a un aumento de cuadros ansiosos”. Incluso, sostiene que, a nivel cerebral, “se ha observado alteraciones del conexionado en áreas claves para la toma de decisiones, de recompensa y del placer”.
Vera explica que, idealmente, “los padres no deberían proporcionarle teléfonos con conexión libre a internet a niños menores de 15 años” y recomienda que en el caso de los adolescentes ya cuenten con celulares “se debería estar muy atento a los que contenidos ven sus hijos, especialmente con las temáticas hipersexualizadas”.
Otros elementos a los que hay que prestar atención son los que se vinculan a temáticas basadas en la violencia física y/o verbal “especialmente en aplicaciones que se basan en la escritura de comentarios negativos contra compañeros o compañeras de curso. Si eso no es posible de hacer, la sugerencia de los expertos es no entregar herramientas tecnológicas antes de los 15 años”. Ahora, el que eso sea o no sea invasivo dependerá de las dinámicas propias y de la evaluación del control de aparatos que haga cada familia.
La responsabilidad del hogar
El magíster en Ciencias Biológicas con mención en Neurociencias, insiste en que los menores de edad no deben tener el control total de teléfonos celulares o los videojuegos ya que aún no poseen la madurez suficiente para el manejo absoluto de cosas adictivas como un teléfono con datos móviles ilimitados para navegar por cualquier sitio de internet.
Por lo mismo, Vera subraya que “si creen que no podrán controlar siempre a sus hijos en la cantidad de horas que pasarán frente a una pantalla o utilizando redes sociales no entreguen aparatos con conexión a sus hijos o hijas”.
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