El Día de la Educación Parvularia y del Educador y Educadora de Párvulos fue instaurado en Chile en 1991, durante el mandato del Presidente Patricio Aylwin con el apoyo de todos los sectores políticos, como forma de destacar el importante rol de estos docentes en el sistema educativo nacional. En 1993 se le dio su nombre actual.
De esta manera, se hizo un justo reconocimiento a un profesional dedicado a la educación de la primera infancia desde el año 1865, cuando empieza a funcionar la primera Escuela de Párvulos, en el entonces Departamento de Santiago, en la populosa calle Maestranza, hoy Portugal.
Las primeras “preceptoras” que trabajaron con párvulos fueron doña Carmen Torres y Emilia Lavín, dirigidas por la Hermana de la Caridad Luisa, de nacionalidad francesa, quien también era institutriz, por lo que tenía conocimientos en la especialidad.
Posteriormente, desde 1906, a las maestras se les impartió una formación más especializada en la Escuela Normal N°1, a cargo de una maravillosa kindergarterina austriaca especialmente contratada por el Gobierno de Chile, doña Leopoldina Maluschka. Esta formación más profunda, continuó en las diversas Escuelas Normales del país.
Otro hito importante fue el inició de la formación universitaria de estas profesionales en la Universidad de Chile en 1944, por iniciativa de la Asociación de Mujeres universitarias presidida por doña Amanda Labarca y con el apoyo del rector Juvenal Hernández. Su primera Profesora-Jefe fue doña Matilde Huici.
Cabe señalar que cada grupo de estas profesionales: las primeras preceptoras y kindergarterinas, las maestras normalistas y las educadoras y educadores de párvulos universitarios junto con sus equipos, todos han cumplido roles importantes para el desarrollo del nivel en concordancia a lo que posibilitaban los tiempos históricos, políticos y sociales.
En unos casos aportaron a la instalación; en otros a la difusión y aumento de la cobertura. En el caso de las y los educadora/es de párvulos universitarias, su contribución ha sido muy significativa no sólo en la atención directa de los niños y niñas, lo que por cierto es el centro del trabajo, sino también en la extensión de la cobertura a sectores no tradicionales (hospitales, poblaciones, industrias, salitreras, etc.).
Muy relevante ha sido también en la creación de leyes y normativas para el sector, junto con instalar una atención educativa desde los primeros meses de vida, todo ello con un enfoque integral y científico.
Por tanto, son 156 años de trabajo de estas profesionales a las cuales aún se las nombra equívocamente como “parvularia”, las cuales también han sido las últimas en ser incorporadas al sistema nacional de desarrollo profesional docente, y que a pesar de todas estas y otras situaciones poco alentadoras, siguen trabajando con gran entrega en todo Chile.
Ello, incluye lugares muy lejanos a veces peligrosos tanto para ellas como los niños y niñas que atienden cómo se da en algunas sectores de ciertas poblaciones marginales, pero que sin desfallecer continúan haciéndolo conscientes de la importancia de su rol formativo y colaborador de las familias en tan importante etapa como son los primeros años de vida.
¿Qué esperamos hoy día las educadoras y los educadores de párvulos ?, en primer lugar, que en la Constitución en elaboración, el Derecho a la educación se reconozca desde el nacimiento y que puede ser impartido a través de diferentes modalidades educativas siendo todas válidas en la medida que cumplan ciertos criterios comunes que aseguren una educación adecuada; junto con ello, se espera que la lamentable cobertura de atención de solo un 50% de los niños desde el nacimiento hasta los 6 años, aumente significativamente, pero junto con ello se aborde importantemente el tema de la calidad.
Esto significa no con más normativas restrictivas sino analizando la temática desde un paradigma de la complejidad con todos los factores que intervienen en ello y que limitan o facilitan las cualidades de un proceso educativo según como se orientan y potencien a párvulos y sus educadores.
El listado podría seguir, pero lo dejaremos aquí, porque algo si tienen en claro las y los colegas que trabajan directamente con párvulos, es que la sonrisa y unas palabras cariñosas, más algún dibujo hecho por los niños y niñas, estarán presente de todos modos este 22 de noviembre, alimentando sus corazones y reafirmando su vocación.