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A 100 días de su desaparición: Aún no se sabe dónde está Julia Chuñil

“No hemos sabido nada más de mi mamá; cada día nos preguntamos dónde está, qué le hicieron, pero tenemos esperanza”, dice uno de los hijos de la defensora ambiental desaparecida en el sur del país.

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  • Agencia EFE

  • Domingo 16 de febrero de 2025 - 10:09

 La defensora ambiental mapuche Julia Chuñil cumple este domingo 100 días desaparecida en Máfil, unos 800 kilómetros al sur de la capital, en circunstancias sospechosas y tras recibir múltiples amenazas, según su familia, que no ha dejado de buscarla entre cerros y ahora espera impaciente los avances de una investigación mantenida en la más absoluta reserva.

Con 72 años, Julia Chuñil Catricura cada día recorría los cerros del sector, un predio de 900 hectáreas de bosque nativo, recuerda a EFE su nieta Lyssette Sánchez. También lo hizo el 8 de noviembre, cuando partió con su perro Cholito a buscar a los animales que tenía extraviados. Nunca regresó.

“No hemos sabido nada más de mi mamá; cada día nos preguntamos dónde está, qué le hicieron, pero tenemos esperanza”, dice a EFE el mayor de sus cinco hijos, Pablo San Martín Chuñil, desde el refugio donde encontró huellas que cree que eran de su madre.

La familia ha sostenido desde el inicio que a Chuñil “la sacaron del campo”, sin dejar rastro y que detrás de su desaparición –recalca el hijo– hay “razones económicas y políticas porque ambas van de la mano”.

En 2023, se registraron en Chile amenazas contra 20 defensores ambientales, de los cuales el 65 % son mujeres, según la Fundación Escazú Ahora. Chuñil es la primera ecologista desaparecida desde que en 2022 Chile ratificó el Acuerdo de Escazú, pionero en el mundo en buscar la protección de activistas medioambientales. Sin embargo, tres años después “no hay una implementación cabal”, lamenta a EFE el presidente de Escazú Ahora, Sebastian Benfeld.

“BUSCANDO EN LOS CERROS”

La búsqueda de Chuñil, explica su nieta, fue “muy intensa”. La zona donde vive no tiene electricidad ni conectividad y es un terreno empinado, con muchas quebradas, maleza abundante y lluvia frecuente.

Los primeros días llegaron solo familiares y vecinos: “Se escuchaban los gritos en la noche de los vecinos buscando en los cerros hasta muy tarde”, recuerda Sánchez. Después se sumaron bomberos y la policía.

“Al mes, incluso anduvimos pendientes de los jotes, por si se nos había quedado en algún lugar y con el tiempo había empezado a descomponerse”, relata San Martín. Después de 100 días de rastreo, asegura: “Aquí, en este terreno, ya no está”.

Benfeld critica que, aunque la familia había denunciado la desaparición y pidió ayuda, el “trabajo más serio de búsqueda e investigación” empezó solo cuando el caso “se elevó a nivel político” y llegó al Parlamento. Tampoco los espacios de coordinación a nivel gubernamental han hecho lo suficiente, según él.

 “QUERÍA CUIDAR LOS ANIMALES Y LAS TIERRAS”

Julia Chuñil presidía desde 2014 la Comunidad Indígena de Putreguel, lideraba su reivindicación de tierras ancestrales y las protegía frente a la deforestación. En el sur de Chile existe desde hace décadas una disputa territorial entre el Estado, empresas forestales y algunas comunidades mapuche que reclaman el territorio que habitaron durante siglos.

 “Ella conocía este terreno como nadie y nunca pensó en explotar la madera, todo lo contrario: quería cuidar a sus animales y a estas tierras”, cuenta su hijo.

En 2015 y tras ser abandonado por otra comunidad, ocupó el predio donde ahora criaba ganado y en el que desapareció. Cuando el fundo cayó a manos de privados, comenzaron las amenazas y hostigamientos que se intensificaron hasta hoy.

El Presidente Gabriel Boric, que adhirió al Acuerdo de Escazú apenas llegó al poder, expresó públicamente en diciembre su “preocupación” por la desaparición de Chuñil. También, ofreció recursos para su búsqueda e investigación, pero ahora la familia pide más atención y una “reunión” que todavía no ha sido concedida.

 “LLEGAR HASTA EL FINAL”

El caso de Julia Chuñil ha movilizado organizaciones nacionales e internacionales que exigen justicia y protección para los defensores ambientales, especialmente en Latinoamérica, donde las tasas de violencia contra estos líderes son alarmantemente altas.

Según Escazú Ahora, cada año se asesinan a más de 100 defensores ambientales en nuestra región, la “más peligrosa del mundo” para defender el medio ambiente.

El caso de Chuñil, inevitablemente, recuerda a la muerte de la defensora ambiental mapuche Macarena Valdés, en 2016, también en la Región de Los Ríos. Principal opositora de la instalación de una hidroeléctrica en el río Tranguil, su muerte se presentó como un suicidio, pero esta tesis fue descartada por su familia. Hasta hoy no se han esclarecido las circunstancias de la muerte.

La familia de Chuñil, que se ha querellado contra quienes resulten responsables por secuestro, homicidio o femicidio, espera ahora conocer los detalles de la investigación. Hijos y nietos quieren “llegar hasta el final” y aseguran que “la seguirán buscando” porque, dice Lyssette Sánchez, en ellos pervive “la esperanza de encontrarla viva”.

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