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Pensar en las necesidades de una población creciente en medios de cambios medioambientales, es inmediatamente pensar en su alimentación. A las investigaciones y avances frente a cereales tolerantes a la sequía o que puedan ser aptos, incluso para quienes sufran de alergias alimentarias, o lechugas que puedan crecer sobre los 37 grados de temperatura, son algunas de las herramientas que presenta la biotecnología, en un momento en que “tenemos cada vez menos tierras para cultivar”, explicó Miguel Ángel Sánchez, Doctor en Ciencias Biológicas, en pos de ser “más amigables con el medio ambiente. Recurrir a menos insumos, menos agua, para más alimentos y que sean más nutritivos”.

“Chile es una actor clave en la creación de nuevos vegetales”, dijo Sánchez, pues “desde el punto de vista agrícola, se está apostando a una revolución biotecnológica que se pueda adaptar a las sequías” o otras complejidades climáticas como “el frío, la salinidad, persistencia de algunos minerales en la tierra”, etc. Proceso que muchas veces se ha visto oscurecido por la mala fama y uso del concepto “transgénicos”, que es sólo uno de los métodos para cambiar algunas condiciones de una fruta o vegetal, sumándole información que no tenían. “La palabra ‘transgénicos’ genera mucho ruido en la población. Hay una sensación contraria a su uso. Muchas veces la gente relaciona la tecnología a productos tóxicos o a la aparición de alergias, cuando nunca ha generado una enfermedad”, comentó el Director Ej. de Chilebio, añadiendo que “desde el punto cientifico, el concenso es de su uso, su seguridad”.

El tema es que tampoco es la única opción. Uno de ellos, la edición de genes o también conocida como tecnología CRISPR, que en lugar de agregarle información que la planta no tiene, la idea aquí es “quitarle características, inactivación, silenciamiento de genes. En España se han inactivado genes que producen la proteína que genera el gluten, para tener harinas de trigo para celíacos”, comentó el experto.

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