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Marco Antonio Solís Castro, de 55 años, llegó cerca de las 12.00 horas a una sucursal de la AFP Provida, ubicada en el edificio de Apoquindo 4251, en Las Condes, el lunes recién pasado. Al interior, pidió a una cajera que le entregara todo el fondo de pensiones de su señora, que había fallecido el 2019.

La funcionaria le contestó que no podía, que no estaba de acuerdo a la ley, lo que generó una acción irracional del hombre. Según informó radio Bío Bío, fue ahí que Solís se levantó, le tiró el pelo a la trabajadora y sacó un cuchillo cocinero. Desde ese instante, la mujer estuvo de rehén por cerca de siete horas, con ese objeto cortopunzante en su cuello. Al pedir que la liberara, su razón para no hacerlo era "por la mala atención, por ser cómplice del sistema".

Tras varias horas de negociaciones con el GOPE de Carabineros, finalmente la mujer fue liberada y el hombre detenido, pasando a control de detención y quedando este martes en prisión preventiva mientras dure la investigación.

Pero, ¿Por qué una persona llega a realizar un acto fuera de sí, a tener un “día de furia”? Dante Castillo, sociólogo de la Universidad de Santiago, reflexionó sobre este tema con Diario Usach y aseguró que “hay varias formas de poder abordar este tema”.

“Desde un punto de vista jurídico, ético, este acto individual atenta contra dos cosas. Primero con un consenso respecto de aquello que es permitido o no permitido hacer cuando uno vive en sociedad y este acto que hizo esta persona va en contra de la normativa legal. Hay acciones que están socialmente legitimadas donde uno puede actuar con violencia. Ese acto desde el punto de vista legal, normativo, no es permitido como, y al mismo tiempo es sancionado”.

¿QUÉ LLEVA A REALIZAR ESTE ACTO?

Al dejar en claro que lo que hizo este hombre está mal jurídica y moralmente, el experto planteó que existen características que hacen que ese juicio ético sea “menos rudo que el legal”.

Para poder ejemplificar por qué Marco Solís realizó tuvo este hecho ilógico, el sociólogo Dante Castillo aseguró que “podrían haber, fuera de las repercusiones o del impacto que haya tenido este hombre, desde el punto de vista de la motivación del acto, yo diría que hay ciertas características o se están dando ciertos contextos, sobre todo en Chile, que de alguna forma justifican esa acción, esa ruptura con la normalidad”.

Agrega que “no es una forma en que socialmente hemos consensuado que uno tiene que actuar, pero este hecho da cuenta de cómo la vida del siglo XXI ha cambiado, en por lo menos dos cuestiones. ¿Se acuerdan de una película que se llamaba Día de Furia? Esa película habla del agotamiento de una persona, de un individuo, de un ciudadano que se ve sobrepasado”.

El especialista también utiliza otros ejemplos de series y película donde una persona “sale de lo normativo”. Castillo profundizó sobre esto y agregó que “Breaking Bad también da cuenta de cierto agotamiento. Lo mismo encuentra, de expresiones individuales, en V de Venganza (V de Vendetta), que da cuenta de una estética, de una cierta cultura, de una expresión simbólica, cultural, que de alguna forma estaría justificando lo que vimos en Las Condes”.

Agregó que “El Guasón, sobre todo la primera, da cuenta de también un ciudadano que se ha sentido marginado en lo que uno levanta como derechos individuales”.

El experto también habla de John Q, donde un hombre toma medidas desesperadas en pos de obtener un corazón para su hijo. “En el caso de Chile, no sé si te fijas, son expresiones individuales, es decir, yo individualmente me expreso. Lo que está mostrando lo que ocurrió el lunes es que, en general, la alternativa que le estamos dando en Chile a la ciudadanía es que busquen respuestas individuales a un problema que no solo sea de esa persona. Entonces, al mismo tiempo, lo que ocurrió da cuenta de la desconfianza que tiene el individuo, el ciudadano chileno o chilena, respecto de la probabilidad que tenga de resolver una institución su situación personal”.

SEÑAL DE ALERTA

Dante Castillo aseguró que "lo que vimos es la respuesta de un ciudadano que desconfía profundamente de quiénes lo representan en términos de representar la defensa de su ciudadanía, sus derechos, y al mismo tiempo desconfía de las instituciones. Desconfía de todo lo que no sea un acto que dependa de él mismo".

Agregó que "no es solo un fenómeno individual. O sea, lo que no podemos hacer, lo que no se puede hacer, es responder individualmente a esas manifestaciones que, si bien son individuales, tienen que ver con una decisión que adoptamos como qué sociedad y qué ciudadanía queremos. O sea, esto podría ser una alerta también para la misma sociedad, las mismas instituciones, las mismas autoridades, de que, ojo, que esto se puede empezar a repetir en el futuro".