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Alergias más intensas, sequía y estrés térmico: Cómo el cambio climático afecta la vida diaria en Chile

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  • Fabiana Chávez Carmona

  • Viernes 21 de noviembre de 2025 - 12:51

En los últimos años, nuestro país ha experimentado transformaciones climáticas que impactan la vida cotidiana. Entre las más visibles están el incremento de alergias estacionales, la extensión de la sequía en la zona central y el aumento sostenido de las olas de calor.

A nivel internacional se observa una tendencia similar. La Organización Mundial de la Alergia (WAO) estima que entre 400 y 600 millones de personas sufren alguna alergia y proyecta que para 2050 la mitad de la población mundial podría verse afectada.

Con primaveras más cálidas y mayores niveles de CO₂, muchas plantas producen más polen y lo liberan por períodos más prolongados. Algunas revisiones estiman que la temporada podría extenderse cerca de un 19%, mientras que las concentraciones anuales aumentarían entre un 16% y un 40%.

En Chile, especialistas advierten que los síntomas comienzan incluso desde julio o agosto, adelantando el calendario tradicional. Esto aumenta la exposición y favorece que personas que antes no reaccionaban al polen desarrollen sensibilización.

“Lo que muestran los estudios internacionales es que la polinización empieza incluso diez días antes y puede durar hasta veinte días más. Es un fenómeno que también estamos observando aquí”, explica Javier Bravo, jefe del Programa de Pediatría y académico de la Universidad de Santiago

Agrega que, aunque aún se necesitan series históricas más largas para evaluar el fenómeno, las tendencias locales siguen la misma dirección. “Es innegable que el cambio climático está alargando y prolongando la temporada de polinización”, señala.

ALERGIAS, CONTAMINACIÓN Y EFECTOS DIRECTOS EN LA SALUD

El aumento de aeroalérgenos y los cambios bruscos de humedad han incrementado las consultas por crisis asmáticas, un fenómeno documentado en estudios internacionales y observado por especialistas locales. “En un entorno más seco, con mayor polen y material particulado, vemos un aumento en la frecuencia y gravedad de las crisis de asma y rinitis”, advierte Bravo.

A ello se suma la presencia de moho y ácaros en hogares con humedad o mala ventilación, lo que puede agravar síntomas preexistentes e incluso contribuir al desarrollo de asma, según reportes científicos de la región. En el caso de los niños, septiembre, octubre y noviembre se han convertido en meses especialmente complejos.

Además, personas con condiciones de base como la atopía (predisposición genética a desarrollar reacciones alérgicas exageradas ante alérgenos ambientales) presentan más dificultad para adaptarse a este nuevo escenario, pues la exposición intensa hace que la respuesta inflamatoria sea más exagerada. Con temporadas más largas y síntomas más intensos, los servicios de salud registran mayores atenciones por rinitis y enfermedades respiratorias asociadas.

SEQUÍA PROLONGADA Y TENSIONES SOCIALES ASOCIADAS AL CLIMA

La megasequía que afecta a la zona central desde hace más de una década ha tenido repercusiones sanitarias, ambientales y sociales. El Atlas de Riesgos Climáticos del Ministerio del Medio Ambiente advierte que la reducción de precipitaciones y las temperaturas extremas aumentan la morbilidad por enfermedades respiratorias y cardiovasculares, además de influir en el bienestar mental.

“La sequía es un fuerte agresor para la vía respiratoria. El aire seco favorece las crisis y dificulta la recuperación de las personas alérgicas”, sostiene Bravo.

La escasez hídrica afecta también la calidad del agua disponible, especialmente en comunidades que dependen de fuentes locales, elevando costos de vida y riesgos sanitarios. Investigaciones de la Universidad de Chile muestran que la sequía ha generado desplazamientos en zonas rurales, modificando modos de vida y generando impactos psicológicos acumulativos.

Frente a este escenario, iniciativas como el mapa interactivo del Centro Desierto de Atacama para optimizar la instalación de atrapanieblas buscan ofrecer soluciones locales en territorios con escasez crónica de agua.

OLAR DE CALOR Y NUEVOS DESAFÍOS PARA LA SALUD URBANA

El país enfrenta un aumento en la frecuencia e intensidad de las olas de calor, registrando récords de temperatura en distintas regiones según el reporte climático 2024 de la Dirección Meteorológica. Estas condiciones elevan el riesgo de estrés térmico y empeoran la calidad del aire, favoreciendo irritaciones respiratorias y descompensaciones en personas vulnerables.

En días de calor extremo o presencia de humo por incendios, Javier Bravo, jefe del Programa de Pediatría de la Universidad de Santiago, recomienda precaución, especialmente en grupos sensibles. “Las personas sensibles deberían evitar actividad física al aire libre porque la carga de partículas aumenta considerablemente”, señala.

Dentro de los hogares, el uso de purificadores y filtros HEPA se ha vuelto más común, pero aún sin una regulación totalmente estandarizada. Bravo advierte que su efectividad puede variar, aunque pueden ser una ayuda adicional dentro del manejo cotidiano. Medidas simples como el lavado nasal, mantener la hidratación y evitar exposición solar en horas de mayor radiación siguen siendo claves para disminuir síntomas en jornadas críticas.

A nivel de proyecciones, especialistas coinciden en que estos fenómenos se seguirán intensificando. Para Bravo, la planificación urbana será crucial en los próximos años. “Si no se interviene con áreas verdes nativas y estrategias para mejorar la calidad del aire, las condiciones serán cada vez más adversas en las próximas décadas”, afirma.

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