El pan es parte fundamental en las mesas chilenas. De hecho, Chile está entre los países que más lo consumen en el mundo, con cerca de 90 kilos por persona al año.
Aunque es una fuente importante de energía y nutrientes esenciales —gracias a la fortificación de la harina con hierro, ácido fólico y vitaminas del complejo B—, su consumo excesivo puede generar efectos negativos en la salud.
La académica Janet Cossio, de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar, detalla las principales consecuencias de abusar del pan, especialmente del tipo blanco y acompañado de hábitos poco saludables.
AUMENTO RÁPIDO DE PESO
“El pan aporta principalmente energía proveniente del almidón. Cuando se consume en exceso y no se gasta esa energía, el cuerpo la almacena en forma de grasa”, explica Cossio. Esto puede derivar en un incremento rápido de peso, sobre todo en personas con vida sedentaria.
MAYOR RIESGO DE OBESIDAD Y RESISTENCIA A LA INSULINA
Una dieta con alto consumo de pan blanco —rico en hidratos de carbono complejos, pero con bajo aporte de fibra— puede elevar los niveles de azúcar en la sangre. Con el tiempo, esto contribuye a resistencia a la insulina y aumenta el riesgo de diabetes tipo 2.
AUMENTO DE LA PRESIÓN ARTERIAL Y RIESGO CARDIOVASCULAR
El pan, sobre todo el industrial o con alto contenido de sal, puede favorecer el aumento de la presión arterial. Si se combina con una dieta alta en grasas saturadas o ultraprocesados, incrementa el riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
DESEQUILIBRIO NUTRICIONAL
“El exceso de pan desplaza el consumo de otros alimentos naturales más ricos en fibra, vitaminas y minerales”, señala la académica. Esto puede llevar a una dieta desequilibrada, deficiente en frutas y verduras que aportan vitaminas y minerales importantes, junto con proteínas de buena calidad.
PÉRDIDA DE SACIEDAD Y HAMBRE CONSTANTE
Los panes refinados se digieren rápidamente, lo que provoca picos de glucosa y sensación de hambre en poco tiempo. Para evitarlo, la especialista recomienda preferir panes integrales, que gracias a su fibra regulan el azúcar en sangre y generan mayor saciedad.
¿LA CLAVE? MODERAR Y ELEGIR BIEN
Cossio enfatiza que el pan no es perjudicial por sí solo, siempre que se consuma de forma moderada y dentro de una dieta equilibrada, rica en alimentos naturales y con buena hidratación. “Dos unidades diarias en adultos, preferentemente de pan integral o marraqueta, no causarían daño si se acompañan de una alimentación saludable y actividad física”, concluye.
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