Una investigación desarrollada por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) buscó acelerar la caracterización de genomas en vides lo que permitiría mejorar la uva de mesa. Al respecto, Paola Barba, Dra. en genética y fitomejoramiento de plantas e investigadora de la entidad, sostuvo: “Hacemos un mejoramiento genético de las especies que consumimos con un mapeo”.
“Tomamos información del genoma y del campo, lo asociamos e identificamos la región que controla el rasgo. Trabajamos con los tricomas no glandulares para seleccionar las vides que tengan estos y no esperar a que la planta crezca”, explicó.
La experta apuntó que esta investigación “es un trabajo para los productores de variedades de vid que permita un control biológico de los cultivos orgánicos; por ejemplo: con un ensayo en laboratorio evaluar y predecir el tamaño de la uva y no esperar a que la planta dé frutas”.
Respecto a “INIA-G3, la variedad presentada por el instituto, la Dra.en genética detalló: “Es la hija de la moscatel rosada y mantiene su sabor, pero no tiene semilla y puede ser usada para la venta de uva de mesa. Al ser exportada, llega tal como fue cosechada al consumidor y es crocante”.