Cada 22 de julio, la Federación Mundial de Neurología conmemora el Día Mundial del Cerebro. Y en ese marco, los especialistas apuntan a la relevancia de hablar de la neurodiversidad, para resaltar, reconocer y valorar a quienes tienen “un cerebro que funciona distinto”, por las condiciones como el autismo, trastorno de déficit atencional y dislexia, que pueden ser variaciones naturales y valiosas. E incluso, más allá, son personas que pueden realizar grandes aportes a la sociedad.
Según el programa neurodiversidad en el trabajo de la Universidad de Stanford, hasta junio de 2022, entre 15% y 20% de la población mundial es “neurodivergente”.
Para conocer más de esta condición, Mirna Schindler entrevistó a Pedro Maldonado, neurocientífico y académico del Departamento de Neurociencias de la Universidad de Chile. Al respecto, el profesor explicó el concepto de neurodivergencia y señaló que “este grupo engloba a personas que tienen un diagnóstico determinado, pero básicamente se refiere a los cerebros de estas personas funcionan más típicamente distinto al resto”.
“No hay dos personas iguales y nuestro cerebro no es distinto. La diversidad se entiende como una propiedad absolutamente natural de cualquier sistema biológico. Hay una especie de curva donde hay personas que son más comunes que otras. Por eso las personas con neurodiversidad tienen un cerebro cuyo funcionamiento es menos típico, pero todos estamos en esa curva”, agregó.
Específicamente en cuanto al concepto de neurodivergente, el experto aclara. “Sucede que hay personas cuyos cerebros son tan distintos que ellos mismos o sus familias manifiestan que hay problemas en su vida. Este grupo engloba a personas que tienen algún tipo de diagnóstico, como déficit atencional o autismo”, precisó.
“Un genio de las matemáticas también puede ser neurodivergente, porque su cerebro funciona muy distinto. El problema es cuando le ponemos un adjetivo negativo a este grupo de personas”, agregó.
Qué características tienen estos grupos, como por ejemplo, el de déficit atencional, el especialista advierte que “se piensa que no necesariamente es algo que se debe corregir, es parte de la diversidad. Pensemos que gracias a esas personas la humanidad pudo explorar y conquistar el mundo. Lo clave es considerar que cada uno de nosotros contribuye a los aspectos de la sociedad. El problema es cuando esperamos que todas las conductas sean iguales o parecidas”.
En cuanto a los diagnósticos el experto distingue y llama a no apresurarse. “El tener un nombre para algo es tranquilizador, como un diagnóstico. Pero es más importante caracterizar la divergencia, lo relevante es tener una buena definición porque hay, por ejemplo, un espectro autista que es muy amplio, muchas veces se puede caracterizar, pero otras veces no”.
Al finalizar, el neurocientífico apuntó al rol de la sociedad en la integración de estas personas. “La sociedad debe buscar los mecanismos para incorporar a estas personas, no corregirlas para que se parezcan al común. Sino que proveerles el contexto social necesario para que ellos puedan lidiar”, concluyó.
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