A pesar de que no se trata de una fiesta típica chilena, la globalización transformó a Halloween y sus tradiciones en uno de los eventos más esperados por grandes y chicos en nuestro país.
La idea de disfrazarse y salir a pedir dulces a los vecinos es un panorama imperdible para miles de niños y niñas de todo Chile. Sin embargo, conlleva un factor que no deja ser preocupante: el consumo excesivo de azúcar en menores de edad.
En marzo pasado, el gobierno presentó la estrategia para frenar el aumento del sobrepeso y la obesidad en niños, niñas y adolescentes durante el período 2023-2030. Según las autoridades, en Chile ha habido un incremento constante de la malnutrición. Por ejemplo, el sistema de vigilancia de menores de seis años arrojó que la obesidad en esa población pasó del 7% en 2005 al 14% en 2022.
El mismo Ministerio de Salud tiene datos del estado nutricional en 170 países entre 1990 y 2022, y los datos son para alarmarse. En Chile la obesidad infantil se ha triplicado en ese período, situándonos como el segundo país con mayor índice de obesidad en la región, después de México.
Con estos datos, cabe preguntarse, cómo los padres y madres pueden estar alerta al aumento de consumo de azúcar en estas fechas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda limitar el consumo de azúcar simple (sacarosa) a un 5% de las calorías totales que una persona consume en el día. En el caso de los niños, entre 6 y 10 años, el consumo energético total debiera ir entre las 1.500 a 1.700 calorías, por lo que a partir de esa cifra hay que hacer el cálculo.
“Un niño o niña, en un día, debiera consumir no más de 20 gramos de azúcar simple. Eso si lo llevamos a un consumo de un dulce, estoy pensando en estos típicos dulces chiquititos que venden en bolsitas para repartir a los niños en Halloween, para que te hagas una idea, cuatro dulces. Cuatro dulces al día”, comentó Daniela González, nutricionista y académica de la Usach.
La experta asegura que por las fechas es muy difícil que un menor de edad no tenga acceso a dulces, por lo que la acción de adultos en fundamental para fragmentar el consumo.
“En el fondo que no se coman en un solo día ni en dos todos los dulces que recolectaron, sino que traten de ir dosificándolos día a día para evitar algún desbalance. Además, sabemos que el azúcar también actúa como un estimulante muchas veces en los niños. Entonces, lo mejor es dosificar”, sostiene la nutricionista.
Considerando lo dañino que son los dulces y lo mucho que se consumen en estas fechas, ¿sería posible tener una opción más saludable y no ganarse la travesura? Daniela González apuesta a entregar opciones más balanceadas, aunque reconoce que no van “con el espíritu” de la fiesta.
“Hay mamás súper creativas, lo he visto, que hacen frutas naranjas o mandarinas en forma de calabaza y sería como una alternativa, pero la verdad es que lo que buscan los niños en estas fiestas son dulces. Entonces, tratar a lo mejor de hacer algo más casero, con algún otro aporte, porque los dulces son básicamente azúcar. Entonces, si tú, por ejemplo, haces un queque, unos pastelitos chiquititos, a lo mejor eso puede tener un aporte más interesante, digamos, que un dulce” sostiene.
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