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A casi un año del cierre de las salas, que tuvieron un breve “veranito” con la reapertura en Fase 4, la frustración crece entre los trabajadores de las artes y cultura. Desde la Red Salas de Teatro, organización gremial que reúne a 24 salas de artes escénicas de Santiago, han manifestado el malestar que generan las decisiones desiguales. Que Fantasilandia, con un aforo de 1500 personas pueda abrir, y ellos, por ser recintos cerrado, no.  Sin embargo, “ver a esas personas hacinadas para entrar a un juego, es muy impactante”, comentó la Presidenta de la Red y Directora Ej. de Teatro UC, Verónica Tapia.

“Todo está funcionando, se supone, con las medidas necesarias, y nosotros estamos como gato mirando la carnicería”, continuó Tapia a propósito de las múltiples conversaciones que han tenido con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (MINCAP), en las que “no he recibido una respuesta formal a las peticiones”, aseguró, acusando también la poca voluntad política para establecer “una norma donde todos pudiéramos funcionar”. La frustración crece al ver aviones llenos, que para la dirigenta gremial han permitido que entrara al país la nueva variante de Covid-19.

Consultada de si cree que esta constante negación tiene que ver con una mirada de castigo hacia un sector laboral vinculado a la izquierda y que apoyó el estallido social, Verónica Tapia confirmó que a ella han llegado comentarios “de este gobierno diciendo que ‘claro, ustedes apoyaron el estallido, y ahora están llorando’. Pero es complejo porque esto no debería ser a nivel de gobierno, sino estatal”.

Sobre radicalizar la postura, Tapia señaló que “no hemos llegado a un acuerdo. Porque hay que pensar que hay una medida general que es sanitaria, y no podemos decir, ya vamos a abrir y nos da lo mismo. Tampoco irnos a huelga, porque no estamos haciendo. Nos tienen las manos súper amarradas”.  La Pdta de la Red  añadió que “el otro día alguien me decía que estamos en el punto donde podríamos demandar al Estado”, pero son todas opciones que no llegan a puerto porque “también tengo que ser súper sincera, estamos súper cansados”. Angustia que se vuelca a casos concretos, como el anuncio de cierre de Sala La Vitrina, dedicada a danza contemporánea, parte de la Red, y que ya no puede seguir resistiendo. “Si el teatro es precario, la danza es aún más”, comentó.

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