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Por Francisca Delgado Ruz

En diálogo con Estación Central, Christian Paredes, abogado de la Fundación Terram, conversó sobre la floración de algas nocivas, la muerte de salmones cultivados y el peligro de la biodiversidad en el sur de Chile, tras los casos que se han dado en los últimos días en el litoral de la Región de Aysén. “Es un fenómeno que se refiere al crecimiento abrupto y repentino de distintos microorganismos presentes en el mar generando bajas de oxígeno, sobre aportes de nutrientes y eso genera una mortalidad masiva de salmones”, explicó.

Paredes apuntó que "existe un mediano consenso científico que la intervención antrópica de las salmoneras contribuye a la frecuencia y magnitud con que se dan estos fenómenos". Y advirtió que las 4 mil toneladas de salmones muertos “es un número impresionante para un ecosistema tan vulnerable y que tiene bajas tasas de renovación de agua”.

"No hay que olvidar que el principio bajo el cual se ha desarrollado la salmonicultura es la alta cantidad de peces en espacios reducidos”, sostuvo el abogado de Terram. Planteó que “la salmonicultura debiera estar terminantemente prohibida en áreas protegidas" y aseguró que la industria salmonera tiene pocas exigencias ambientales al ser aprobadas sin estudios de impacto ambiental junto con “no considerar la voz de las personas que viven en esos territorios”.

El experto de la ONG destacó que en la salmonicultura chilena “se utilizan 550 veces más antibióticos que, por ejemplo, en Noruega y tiene un discurso instalado con implicancias culturales y sociales”. Opinó que urgen regulaciones y planificaciones en la industria sobre su impacto ya que "estamos permitiendo que se desarrolle una actividad altamente impactante".

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