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Yevgueni Prigozhin, jefe del grupo de mercenarios Wagner, tomó bajo control la ciudad rusa de Rostov y amenazó con marchar a Moscú.

Prigozhin, quien aseguró que no se trata de un golpe de Estado, cruzó anoche con 25.000 hombres la frontera rusa a la región de Rostov desde Ucrania. Donde las fuerzas rusas habían atacado supuestamente con misiles un campamento del grupo Wagner, para iniciar una "marcha por la justicia" hacia Moscú por el caos causado por la cúpula militar en la guerra con el país vecino y la muerte de más de 100.000 soldados rusos por su culpa.

Durante un discurso a la nación, difundido por la televisión pública, el mandatario ruso calificó a la rebelión armada como un acto de traición y que ésta será sofocada para evitar una nueva guerra civil.

Putin, quien calificó la situación en Rostov como “difícil”, declaró que "Todos aquellos que deliberadamente se embarcaron en el camino de la traición, que prepararon una rebelión armada, que se embarcaron en el camino del chantaje y los métodos terroristas, sufrirán el castigo inevitable, responderán tanto ante la ley como ante nuestro pueblo".

"El que organizó y preparó la rebelión militar, el que levantó las armas contra sus compañeros de armas, traicionó a Rusia. Y ellos responderán por ello. Insto a aquellos que están siendo arrastrados a este crimen a no cometer un error fatal y trágico, a tomar la única decisión correcta: dejar de participar en actos criminales", sentenció el líder ruso.