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Síndrome de fatiga crónica: La posible razón de un cansancio permanente

Aunque no se cuenta con las cifras reales de cuantos chilenos y chilenas se encuentran afectados por esta enfermedad, existen síntomas evidentes que podrían generar el cuadro de esta afección. Mario Ríos, académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach, explica sus características y da indicaciones para un diagnóstico correcto.

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  • Raúl Gutiérrez Velásquez

  • Jueves 31 de julio de 2025 - 10:37

Si usted se ha sentido cansado o cansada durante varios meses y cree que esto se debe a su actividad constante o un agitado ritmo de vida, puede ser que esté en un error ¿La razón? Podría estar ante la presencia de una fatiga crónica, un concepto que cada vez comienza a ser más conocido.

En conversación con Diario Usach, Mario Ríos, académico de la Escuela de Ciencias de la Actividad Física, Deporte y Salud, organismo dependiente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, explicó que esta condición (llamada técnicamente Síndrome de Fatiga Crónica (CFC) o encefalomielitis miálgica) corresponde a “un trastorno crónico caracterizado por fatiga intensa y prolongada, de más de seis meses de evolución, que no mejora con el descanso y limita significativamente las actividades diarias”.

Y este es un tema no menor, ya que su existencia se manifiesta con un impacto severo en la calidad de vida de las personas, las que implican limitaciones físicas, sociales (aislamiento), baja productividad laboral y un deterioro emocional que se ve expresado en ansiedad y depresión.

Ríos reveló que los síntomas principales de esta enfermedad corresponden a una “fatiga persistente que no se logra aliviar a través de descanso y que provoca la reducción de, al menos, el 50% de las capacidades de una persona”.

Además, incluye un malestar post esfuerzo (PEM) (el que se expresa a través de un cansancio empeorado tras una actividad física o mental); un sueño no reparador (incluso después de haber dormido por varias horas); un deterioro cognitivo (que incluye pérdida de memoria y de concentración); dolor muscular, articular, de cabeza y de garganta de manera frecuente; sensibilidad a la luz, el sonido, los olores, alimentos o incluso medicamentos (en algunos casos) y mareos o intolerancia ortostática (dificultad para mantener una presión arterial adecuada al ponerse de pie).

¿CÓMO SE LOGRA EL DIAGNÓSTICO?

¿Cómo se decreta esta enfermedad? “No existe una causa identificada ni una prueba específica”, indicó el académico y a la vez comentó que “el diagnóstico se realiza por exclusión de otras dolencias”, lo que se hace a través de exámenes (hemogramas, de niveles de hierro, de función tiroidea, de inflamación, de marcadores autoinmunes y de imagenología según sospecha clínica).

En lo que respecta a la prevalencia, esta condición afecta principalmente a mujeres de entre 20 y 50 años de edad y, según expresa Ríos, no existe una causa única para su presencia. “Comparte origen viral, ambiental y emocional”, acotó.

En términos técnicos, el SFC tiene causas multifactoriales en donde aparece la predisposición genética; infecciones (como la de Epstein-Barr, el citomegalovirus, el coronavirus post vital y la infección bacteriana llamada Lyme y que se adquiere a través de la picaduras de garrapata); traumas físicos o emocionales; desregulación inmunitaria; estrés oxidativo y posibles alteraciones metabólicas.

¿Cuánta gente sufre por esta dolencia en Chile? Ríos contestó que, a la fecha, “no se han encontrado estudios específicos que midan directamente la prevalencia del síndrome de fatiga crónica en el país y, aunque se ha alertado sobre un posible subregistro (especialmente en el ámbito laboral y de salud mental (relacionado con el burnout) no hay datos epidemiológicos que resulten confiables”.

Y sobre el panorama en el extranjero, el especialista señaló que “en España o Estados Unidos las cifras estimadas oscilan entre el 0,2% y el 0,8% de la población general”.

Siguiendo en el tema de los números, Mario Ríos contó que en 2023, un estudio publicado por la Revista de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (The Journal of the International Association for Study of Pain) estimó que el 34,7% de los adultos sufre dolor crónico no oncológico; el 3,3% padece de fibromialgia y el 12% presenta dolor neuropático”.

“Esas condiciones suelen estar vinculadas a la fatiga persistente y al deterioro de la calidad de vida aunque no equivalen directamente al SFC. Esa investigación no reporta datos específicos para esa condición como diagnóstico independiente pero sí destaca que los síntomas de dolor y fatiga afectan a una proporción considerable de la población adulta”, expresó el profesional.

Finalmente, el académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach subrayó que “el síndrome de fatiga crónica no tiene cura”, pero que pese a aquello, se puede tratar a través de “educación y un apoyo psicológico con terapias cognitivo-conductuales, las que permiten desarrollar un mejor manejo emocional".

Ríos agregó que también son útiles "el ejercicio gradual adaptado (el que debe ser realizado bajo supervisión profesional) y la aplicación de metodologías para mejorar el sueño, una nutrición de carácter antiinflamatorio, buena hidratación, técnicas de relajación, control del dolor y el abordade de comorbilidades".

 

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