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Fantasilandia no solo es sinónimo de entretención en Santiago, sino también parte de la memoria colectiva de varias generaciones. Su historia comienza a fines de la década del 70, cuando la ciudad carecía de espacios dedicados al ocio familiar.

Fue ese vacío el que impulsó a Gerardo Arteaga a soñar con un parque de diversiones de gran escala, un proyecto que la prensa de la época llegó a comparar con la promesa de tener “un Disneylandia chileno”.

La idea se materializó rápidamente. Con una inversión inicial cercana a los dos millones de dólares y juegos traídos desde Europa, Fantasilandia fue construido en un tiempo récord de 115 días. El 6 de enero de 1978, el parque abrió oficialmente sus puertas con solo ocho atracciones: Pulpo, Century 2000, Mansión Siniestra, Carrusel, Ford T, Amor Express, Alfombra Mágica y los recordados autos chocadores, en una inauguración encabezada por el entonces alcalde de Santiago, Patricio Mekis.

Desde el primer día, el parque se convirtió en un punto de encuentro para las familias chilenas. El Pulpo Mecánico, capaz de alcanzar los 50 kilómetros por hora, desataba gritos y risas, mientras padres e hijos enfrentaban juntos una experiencia inédita para la época. Otros juegos, como el Century 2000, que llegaba a los 100 km/h., o el Amor Express, ofrecían adrenalina y romanticismo en dosis iguales.

Entre las decenas de juegos que han pasado por el parque, uno destaca por su carácter icónico: La Monga. Inaugurada en 1991 bajo el nombre “El Secreto de la Pirámide”, esta atracción se transformó rápidamente en un clásico. Su propuesta mezcla misterio, actuación en vivo y una historia que atrapa al público: la de Nadine, una hermosa mujer que, producto de un embrujo, se transforma en un gorila furioso con sed de venganza.

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Instalada al interior de una pirámide, La Monga no es solo un recorrido, sino una experiencia interactiva que apela al miedo, la sorpresa y la imaginación. “En general, la atracción sigue la misma lógica desde su inauguración, aunque con el tiempo se le han incorporado elementos tecnológicos que permiten mejorar la experiencia de los visitantes y mantener su atractivo”, explica a Diario Usach, Cristián Ivovich, gerente comercial de Fantasilandia.

Ivovich subraya que el personaje ocupa un lugar central en la identidad del parque. “Monga es una atracción clásica y cuenta con uno de los personajes más reconocidos y asociados a nuestra marca”, señala.

En una era dominada por la tecnología y los juegos virtuales, el ejecutivo cree que el secreto de su vigencia está en lo sensorial: “La tecnología nunca podrá reemplazar el asombro de la magia. Un juego virtual no genera lo mismo que el viento en la cara o las cosquillas en el estómago. Son experiencias distintas, que crean recuerdos con un valor mayor”.

CASTING PARA MANTENER VIVA LA LEYENDA

La vigencia de La Monga quedó nuevamente en evidencia hace pocos días, cuando Fantasilandia publicó un aviso laboral buscando personas para interpretar a los icónicos personajes de Princesa Nadine y Monga. La convocatoria generó interés entre quienes sueñan con formar parte del elenco de una de las atracciones más emblemáticas del parque.

La oferta busca personas ágiles, con energía, habilidades artísticas y gusto por el trabajo escénico. Entre sus funciones se cuentan interpretar los personajes según el guion definido, orientar a los visitantes sobre las medidas de seguridad, operar la atracción cuando corresponda y responder consultas del público, además de mantener el orden en los espacios asociados al juego.

“Para nosotros es clave que quienes se sumen tengan espíritu de servicio y la actitud necesaria para cumplir su rol, porque Fantasilandia es un lugar donde vive la magia y donde buscamos generar experiencias que los visitantes recuerden por mucho tiempo”, enfatiza Ivovich.