La reducción de la semana laboral a menos días, manteniendo la misma carga de trabajo y salario, ha ganado popularidad en Europa, especialmente después de la pandemia. Varios países han experimentado con esta medida, pero Islandia se ha destacado como un referente mundial por el éxito de su modelo.
Entre 2020 y 2022, Islandia se sumó a experiencias de países como Alemania y Portugal, donde más del 50% de los trabajadores adoptaron jornadas laborales más cortas. Un reciente estudio reveló que el 62% de los trabajadores se mostró satisfecho con un día adicional de descanso, y la productividad aumentó en un 1,5%.
Para conocer los efectos de estas nuevas prácticas laborales, en “Sin Pretexto” de Radio Usach, la periodista Mirna Schindler entrevistó a Raúl Berríos, decano de la Facultad de Administración y Economía de la Usach, doctor en Psicología por la Universidad de Sheffield, Reino Unido.
Berríos, especialista en el estudio de las emociones y las relaciones interpersonales en las organizaciones, así como en las dinámicas de los equipos de trabajo, comparó Islandia y Chile: “Si bien económicamente son muy diferentes, Islandia tiene algunas características parecidas a Chile. Ambos países cuentan con un sector de servicios importante, basado en actividades turísticas que operan bajo un régimen de 24/7. Además, ambos tienen actividades de extracción minera, un sector que también está muy presente en nuestra economía. Por lo tanto, existen elementos que permiten hacer un paralelo sobre cómo estos países han logrado implementar estas medidas, a pesar de tener sectores productivos similares”.
Sobre la regulación de estas medidas, señaló: “Desde el punto de vista académico, uno esperaría que muchas de estas iniciativas no dependan necesariamente de una ley. En países como Chile, tenemos el mal hábito de pensar que para que las cosas ocurran debe existir una ley. La verdad es que gran parte del éxito de estas iniciativas depende de la buena voluntad y la coordinación de los actores clave involucrados, como el Estado, los empresarios y los trabajadores".
Finalmente y en relación con el estereotipo de que “los chilenos son buenos para sacar la vuelta”, Berríos comentó: “Mi sensación es que la mayoría de las personas trabaja muy duro todos los días y siente una gran presión física y psicológica. El problema es que el trabajo está lleno de ‘basura’, producimos muchas cosas que no agregan valor y no sabemos por qué las estamos haciendo. Cuando limpiamos un poco el escritorio, cuando tenemos objetivos más claros y cuando contamos con liderazgos que nos guían hacia metas específicas, es mucho más fácil orientar las capacidades de las personas", afirmó al concluir.
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