Desde su hogar en Londres y en conversación con Nadia Politis, el estudiante del Doctorado de Psicología Clínica de la Universidad de Edimburgo, Escocia, comentó que parte de su investigación, llamada “Efectos del terapauta dobre el paciente", ha podido evaluar un área no menos que ha arrojado esta pandemia en salud mental, y es que en la teleconsulta “los resultados son iguales o mejores, y que la alianza entre terapeuta-paciente es igual como sería presencial”. Esto ha sido especialmente positivo para pacientes con problemas de temores sociales o “la experiencia con zonas rurales, donde no se llegaba con terapia, zonas más pobres, ha sido una gran ventaja”, señaló Maluenda.
Pero específicamente dentro de su área de investigación, que pone énfasis en las capacidades de empatía y de rigurosidad del terapeuta, sus avances han sido importantes para tratar de apoyar a pacientes piscóticos, es decir, “usualmente quien tenga una alteración de la percepción de la realidad. La psicosis es un cuadro grande, donde hay varios diagnósticos”, comentó el doctorando. Esquizofrenia y Trastorno de bipolaridad, son algunos ejemplos de enfermedades en cuyos pacientes podrían desarrollar episodios en que su percepción del entorno se altera.
Para ello, el foco según Maluenda, debe estar entonces en la capacidad de mentalización del tratante: “la capacidad de interpretar el comportamiento propio, reflexionar internamente, tus propios pensamientos y las representaciones que pueda tener el otro. Es un ejercicio muy difícil, cuando está tratando de entender al paciente, sus deseos, experiencias y emociones, y a la vez no sesgarlo con las propias”, explicó. Poder mejorar esta herramienta, podría ayudar a que más personas con y sin diagnóstico aún, permanezcan en sus tratamientos, pues “hay una alta deserción en la adherencia a las terapias y también puede deberse a la relación con el terapeuta”, comentó el especialista.
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