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La subsecretaría de Educación Superior presentó una serie de recomendaciones y consejos que van en directa ayuda de los y las estudiantes que cursan estudios superiores, y cómo debe ser tratada la salud mental en esta etapa de la formación académica.

El documento, titulado “Recomendaciones y Orientaciones del Consejo Asesor de Salud Mental para la Educación Superior”, tiene objetivo dar a conocer la importancia del bienestar y la salud integral de las y los estudiantes en sus trayectorias formativas y generar recomendaciones de política pública para consolidar una educación orientada al bienestar en todo el quehacer de las instituciones educativas.

“Hemos detectado que en la educación superior tenemos un desafío que abordar con la salud mental de los y las estudiantes. Si bien muchas instituciones están haciendo cosas, porque queremos que la educación sea un momento feliz de la vida y que no profundice dolores, no había una política nacional, una respuesta del Estado en este tema”, comentó el subsecretario de Educación Superior, Víctor Orellana, en conversación con el programa Línea Uno de Stgo Tevé.

Según la autoridad, entre los principales trastornos que afectan a los y las jóvenes estudiantes destacan la angustia y ansiedad, también en el uso de sustancias para enfrentar desafíos académicos.

“El informe adopta el principio de la corresponsabilidad, donde el resguardo de la salud mental es tarea de todas y de todos, incluyendo la política pública, los distintos estamentos de las instituciones educativas, y la sociedad en su conjunto, (...) “y creemos que estamos ante unas orientaciones integrales que nos permiten dar un paso adelante en esta materia tan sensible para el Gobierno”, comentó Orellana.

DESAFÍOS EDUCATIVOS

Entre las principales  recomendaciones del informe se encuentran temas como potenciales cambios en los planes de estudio de programas y carreras para diseñar currículums  saludables, con especial atención a la coherencia entre la carga académica de las asignaturas y la vida saludable; instalar mecanismos que permitan mayor flexibilidad y diversificación a las mallas y planes de estudio; y evaluar la duración de las carreras a partir de un análisis de las cargas académicas a fin de que puedan adaptarse a los proyectos vitales de los estudiantes, a las realidades del mercado laboral y a la promoción de una educación para el bienestar.

 En el documento se asegura que el 55,6% de las instituciones de la muestra han desarrollado algún lineamiento o declaración explícita sobre la dimensión de salud mental de sus estudiantes en alguno de sus instrumentos estratégicos. Sin embargo, existe una brecha importante según el tipo de instituciones, puesto que mientras el 69,6% de las universidades reportaron lineamientos o declaraciones explícitas, solo el 44,3% de los CFT e IP lo hicieron.

A la hora de hablar de la carga académica, el 52,3% de las instituciones que contestaron el formulario declaran haber implementado cursos para incorporar la dimensión de salud mental en el quehacer formativo de sus estudiantes. Aquí también se aprecian diferencias por subsistema: mientras que el 78,3% de las universidades han realizado estas incorporaciones, en el subsistema técnico profesional solo lo ha hecho el 32,8%.

Si de prevenir se trata, el estudio reveló que un porcentaje mayor de instituciones, el 57,9%, realiza acciones orientadas a identificar problemas de salud mental entre las y los estudiantes. Sin embargo, se aprecia una brecha importante entre subsistemas, 76,1% para el contexto universitario y 44,3% para el mundo técnico profesional.

“Para nosotros es muy importante que podamos ser representados dentro del Consejo Asesor de Salud Mental, ya que ha sido una demanda levantada dentro del movimiento estudiantil desde el año 2021 en  el postpandemia, en donde estuvimos visualizando muchas necesidades de salud mental (...). También es necesario seguir activando todos los canales oficiales de la postvención, que no nos quedemos solamente en la prevención, en la intervención”, comentó Catalina Carroza, vocera de la Confech.