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Torre Benjamín Vicuña Mackenna: La historia del reloj que marcó la historia de Santiago

Símbolo patrimonial del casco histórico, la Torre del Museo Histórico Nacional ofrece una de las vistas más privilegiadas de la Plaza de Armas. Su historia la convierte en un ícono arquitectónico, histórico y turístico de la capital.

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  • Fabián Escobar

  • Jueves 6 de noviembre de 2025 - 10:57

Levantada originalmente entre 1804 y 1808 como parte del edificio de la Real Audiencia, la actual Torre Benjamín Vicuña Mackenna del Museo Histórico Nacional es una de las estructuras más emblemáticas del centro de Santiago. A lo largo del siglo XIX fue ampliada y remozada, hasta adquirir la fisonomía que hoy la distingue: una torre de siete pisos coronada por un reloj de cuatro esferas que marca el pulso de la ciudad.

La torre no solo resguarda parte de la memoria urbana, sino también el legado del primer gran transformador de Santiago. Desde su despacho en este mismo edificio, el intendente Benjamín Vicuña Mackenna dirigió sus proyectos de modernización y conservación del patrimonio capitalino, además de reunir los primeros objetos que dieron origen a la colección del actual Museo Histórico Nacional.

A mediados del siglo XIX, la torre fue intervenida para incorporar un reloj importado desde Inglaterra. Su mecanismo —una compleja estructura de engranajes, manivelas y cuerdas sincronizadas— daba la hora a través de cuatro caras orientadas hacia distintos puntos de la Plaza de Armas, acompañado por campanas que sonaban cada quince minutos.

Sin embargo, el sonido fue silenciado por orden del presidente Jorge Alessandri (1958–1964), quien vivía cerca y no podía dormir por las campanadas. Décadas más tarde, el abandono del edificio afectó gravemente su funcionamiento.

El renacer llegó en 2005, cuando el relojero chileno José Robles, reconocido por reparar el reloj de la Intendencia de Santiago, logró devolverle la vida. Tras reemplazar piezas dañadas con materiales de alta resistencia y crear un sistema de lubricación constante, Robles reactivó el histórico mecanismo, que desde entonces se mantiene en marcha gracias a su cuidado semanal. El terremoto de 2010 volvió a dañarlo, pero fue nuevamente restaurado en 2013 durante la gran rehabilitación de la torre.

UN MIRADOR PATRIMONIAL

La restauración integral de la torre, realizada en 2013 con una inversión de 130 millones de pesos, permitió habilitar sus siete pisos, recuperar su estructura y reinstalar el reloj. El 12 de febrero de 2014, el Museo Histórico Nacional abrió por primera vez al público el acceso a este espacio patrimonial, rebautizado como Torre Benjamín Vicuña Mackenna.

Desde entonces, miles de visitantes —chilenos y extranjeros— han subido por su estrecha escalera caracol hasta llegar al balcón-mirador que mira la Plaza de Armas, ofreciendo una panorámica única del centro histórico de Santiago.

Con más de 154 mil visitantes desde su reapertura, la torre se ha consolidado como un punto de encuentro entre la historia y la vida contemporánea de la ciudad. Durante el Día del Patrimonio, es uno de los lugares más visitados, reflejo del creciente interés por conocer y valorar el legado arquitectónico y cultural que resguarda.

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