Tras dos años de investigación, la Universidad de Santiago desarrolló una tecnología de bajo impacto económico y ambiental capaz de generar fertilizantes naturales, extrayendo nitrógeno, fósforo y azufre desde las aguas residuales de biodigestores anaeróbicos o contenedores, que tratan residuos líquidos de criaderos porcinos.
Este avance fue presentado en el seminario de cierre del proyecto Fondef "Nuevo sistema de recuperación de S, P y N desde digestatos vía precipitación de azufre elemental (So), estruvita y una corriente líquida rica en poliacrilato de amonio", el cual contó con la colaboración de las empresas asociadas Albemarle, una de las principales productoras de litio a nivel mundial, y Agrícola AASA, dedicada a la crianza de cerdos. Además, recibió el apoyo de la Facultad de Ingeniería (FING) y la Dirección de Gestión Tecnológica (DGT) de la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Creación (Vriic).
La actividad fue liderada por el equipo investigador, integrado por la Dra. Jhosané Pagés, académica e investigadora de la FING, junto a los investigadores, Dr. Julio Sánchez, Director del proyecto, y Dr. César Huiliñir, Director Alterno. También asistieron la Dra. Andrea Mahn, Vicedecana de Investigación, Desarrollo y Postgrado de la FING; William Castillo, ingeniero de servicios de Albemarle (Salmag); Felipe Mesa, Gerente General de Aguas Santiago Poniente, y Bastián Muñoz, ingeniero de la misma empresa, entre otros. En representación de la DGT estuvieron presentes Matías Burgos, Encargado de Propiedad Intelectual; Marlene Henríquez, Gestora Tecnológica, y las ejecutivas Jennifer Padrenas y Javiera Quilodrán.
El propósito de la iniciativa fue recuperar nitrógeno, fósforo y azufre desde las aguas residuales de biodigestores anaerobios que procesan purines porcinos. El trabajo se llevó a cabo en las instalaciones de los laboratorios de Biotecnología Ambiental, en la Facultad de Ingeniería y el de Materiales Avanzados para el Medio Ambiente, en la Facultad de Química y Biología.
Al respecto, la Dra. Pagés explicó que "los resultados obtenidos fueron muy satisfactorios y prometedores, con una recuperación de todos los nutrientes entre 80% y 98%, dependiendo de las condiciones operativas como concentración inicial fósforo, nitrógeno, azufre y pH principalmente".
Además, destacó que estos resultados representan una oportunidad para impactar de manera sostenible y económica a la industria agrícola, al ofrecer una solución basada en la valorización de los residuos orgánicos que se generan diariamente en el sector agroindustrial.
"Esta tecnología desarrollada en nuestra Universidad nos permite producir un biofertilizante en forma de estruvita con un alto contenido de nutrientes y lenta biodisponibilidad, que puede ser aplicado a las plantas y los cultivos, además de recuperar nitrógeno en forma de poliacrilato de amonio el cual tiene una variedad de aplicaciones industriales", añadió la académica.
La investigadora también subrayó que, a futuro, esta tecnología podría escalar y ampliarse a otras empresas del sector agroindustrial, como aquellas que generan residuos avícolas o ganaderos. "Cualquier industria agropecuaria que trate sus residuos orgánicos mediante digestión anaeróbica podría aplicar esta tecnología desarrollada en la Usach y obtener un biofertilizante para su uso en zonas rurales agrícolas", señaló.
COLABORACIÓN CON LA INDUSTRIA
Cabe destacar que el trabajo conjunto entre los equipos de investigación de la Usach y las empresas asociadas fue fundamental para la ejecución del proyecto.
Es así como Agrícola AASA facilitó el efluente anaerobio proveniente de sus digestores, que tratan purines de cerdo, el cual se llevó a experimentación. Por su parte, Albemarle contribuyó con muestras de magnesio, necesarias para la producción de estruvita, y de bischofita, un mineral de cloruro de magnesio hexahidratado, empleado para recuperar nitrógeno y fósforo de los contenedores.
"Agradecemos la oportunidad de participar en esta investigación. Para nuestra compañía, es crucial diversificar los usos de los productos que podemos obtener. Por ello, esta colaboración fue muy fluida y esperamos que los resultados se puedan llevar a una fase comercial en el futuro", comentó William Castillo, ingeniero de Albemarle.
Finalmente, la Dra. Pagés recalcó la importancia de la cooperación entre la academia y la industria. "Si queremos explorar nuevas oportunidades, como en este caso la revalorización de residuos agroindustriales, es esencial vincularse con las empresas para entender sus desafíos y problemáticas. De esta manera, desde la Universidad podemos ofrecer soluciones a través de la investigación aplicada", puntualizó.
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