La estación del año en que una persona es concebida puede favorecer ciertas características, por ejemplo, si es durante la época más fría del año, se es más propenso a mostrar una mayor actividad del tejido adiposo marrón y un mayor gasto energético.
Además, el índice de masa corporal tiende a ser más bajo y hay una menor acumulación de grasa alrededor de los órganos internos, en comparación con las concebidas en estaciones más cálidas, sugiere un estudio publicado en Nature Metabolism y encabezado por investigadores japoneses.
La investigación se basó en datos de 683 individuos nacidos en Japón de entre 3 y 78 años, y se tuvo en cuenta si sus padres habían estado expuestos a temperaturas frías (entre el 17 de octubre y el 15 de abril) o cálidas (entre el 16 de abril y el 16 de octubre) durante los periodos de fecundación y nacimiento.
El estudio analizó la densidad, actividad y termogénesis (el proceso de producción de calor en el organismo ante las reacciones metabólicas) del tejido adiposo marrón, encargado de quemar calorías y producir calor corporal a partir de la grasa.
Los resultados indican que las condiciones meteorológicas pueden influir en la fisiología humana y aunque los hábitos alimentarios y el ejercicio son indicadores clave de la pérdida de grasa, la exposición al frío y al calor también influye.
A temperaturas más frías, el cuerpo genera más calor (termogénesis inducida por el frío) a través de la actividad del tejido adiposo marrón y almacena menos grasa en forma de tejido adiposo blanco que a temperaturas más cálidas.
La investigación, dirigida por Takeshi Yoneshiro, investigador de la Universida de Tohoku, apunta que los individuos concebidos durante la estación fría mostraron una mayor actividad del tejido adiposo marrón, que luego se correlacionó con un mayor gasto energético, un aumento de la termogénesis, una menor acumulación de grasa visceral y un menor índice de masa corporal en la edad adulta.
El trabajo permitió establecer que el frío durante la temporada de fertilización influyó, a partir de su efecto, en la actividad del tejido adiposo marrón, en la salud metabólica, menor acumulación de grasa visceral, menor propensión al sobrepeso y menor circunferencia de cintura en la edad adulta. El gasto total de energía fue un 5,8% mayor en el grupo de fertilización fría.
Así, un factor clave para determinar la actividad del tejido adiposo marrón en la descendencia humana es una gran variación diaria de la temperatura y una temperatura ambiente más baja durante el periodo previo a la concepción.
Los resultados del estudio, que coinciden con otros realizados en ratones, sugieren que el efecto de la exposición al frío en la actividad del tejido adiposo marrón se produce a través de la línea paterna, por efectos epigenéticos en los espermatozoides.
Takeshi Yoneshiro, primer autor del estudio e investigador de la Universidad Tohoku, señaló que Dado nuestro hallazgo de que la diferencia de temperatura exterior antes de la concepción puede activar la grasa parda en la descendencia, también es posible que una mayor diferencia en temperaturas en el interior y el exterior podría, potencialmente, amplificar la activación transgeneracional del tejido adiposo marrón".
Los autores señalan que habrá que seguir trabajando para determinar los mecanismos subyacentes, la aplicabilidad en distintas poblaciones y el impacto de otros cambios dietéticos y ambientales, incluidos los que se producen durante la infancia.
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