Con la llegada de la pandemia en 2020 se dio un cambio en la forma en que se trabaja, herramientas digitales como Zoom o Meet eran perfectas para realizar reuniones, mientras la comunicación entre jefes y compañeros de trabajo era en gran parte por Whatsapp. Pero estos cambios llegaron para quedarse, difuminando la línea entre el trabajo y el hogar.
Ante esta nueva realidad, surge lo que distintos expertos califican como “La era del gran agotamiento”, que se define por ser una sociedad en la que todos están cansados y estaría generando un reacomodo de las prioridades: la vida personal y la salud mental antes que lo laboral.
En conversación con Mirna Schindler en Radio Usach, el experto en Ocio y Potencial Humano, Andrés Reid, quien además es director de investigación del Campus Villarrica UC, se refirió al tema. “Hoy lo que se discute es que el modelo de desarrollo y la competencia absoluta genera que toda la sociedad sufra de agotamiento mental, la dinámica del trabajo está generando agotamiento prematuro y grandes focos de problemas de salud mental”, afirmó.
Respecto al tema de la importancia del ocio en la salud mental, el especialista explica: “Se pensaba que el ocio era el escape del trabajo, pero actualmente se piensa que el ocio es un ejercicio de libertad, de satisfacción. Muchas sociedades ven el trabajo como forma de vida, como la japonesa, donde el ocio se ve como tiempo perdido. Sin embargo el ocio permite mantener el equilibrio mental”, sostiene.
En cuanto a la experiencia del ocio y cómo lo estamos viviendo, el experto afirma. “El ocio debe ser enriquecedor para uno, sin embargo muchas veces lo que buscamos como satisfacción tiene que ver con el otro. Por ejemplo, en el ocio digital lo que hacemos en redes sociales es buscar el like, la aprobación del otro, más allá de nuestro propio bienestar o experiencia que tenga sentido para uno mismo”, apunta.
“La esencia del ocio es que yo hago lo que hago porque lo amo, porque lo disfruto, no porque necesariamente produce un bien transable, chequeable que me produce aprobación social”, reafirma.
Andrés Reid se refirió además a los cambios generacionales de la experiencia del ocio versus trabajo. “La diferencia que hay, y la valoro, es que las nuevas generaciones no están dispuestas a tolerar un trabajo que los mantenga agotados, eso es una respuesta sana. No obstante, por la dinámica propia del consumo y el neoliberalismo, el ocio se transforma en una experiencia de consumo y no en una experiencia creativa y libertaria. Sabemos que si se transforma en bien de consumo es inagotable, siempre vamos a estar sometidos a la nueva experiencia y tener más recursos para financiarla. Eso provoca más estrés y ansiedad”, agrega.
Finalmente el académico abordó la relación de ocio y teletrabajo. “Lo que sucede con la híper conexión es que colisiona con algo muy esencial que es el ocio como pausa. El ocio no es necesariamente descanso, es la forma que yo elijo como experiencia que me permite restaurarme y disfrutar. Cuando distribuyo mis tiempos el tiempo del ocio es distinto al del trabajo”, afirma.
“Hay que generar una cultura de la pausa y la detención. Como profesionales debemos ser capaces de reconocer la importancia del ocio. Hay que fomentar la pausa, lo necesitamos como seres humanos, pausas sin teléfonos, ojalá con personas. Hay que detener los chats, los mails, hay que ser rigurosos con eso”, concluye.
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